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Aire nuevo para la esperanza

  • Reto El Sevilla busca seguir vivo en la pugna por el cuarto puesto ante un Mallorca redivivo en la segunda vuelta Reacción El empujón anímico provocado por el golpe de timón de Jiménez ante el Villarreal debe servir de acicate

Es el sino del Sevilla durante esta temporada, vivir en un permanente vaivén anímico al dictado de los resultados. La victoria sobre el rival más en forma de la segunda vuelta y, sobre todo, la forma en que se produjo han revitalizado a un equipo que sigue empeñado en aferrarse a la esperanza de disputar la temporada próxima la Liga de Campeones. Por mucho que las dos derrotas consecutivas frente a Atlético y Real sumieran a las huestes de Manolo Jiménez y al sevillismo en general en una especie de marasmo de resignación, lo cierto es que la victoria sobre el Villarreal ha traído un aire nuevo. Y hoy cabe la opción de que la bocanada se amplíe en pleno Mar Mediterráneo.

Llega el Sevilla hasta Palma de Mallorca con la idea entre ceja y ceja de agarrarse con fuerza a esa espita de ilusión que es la zanahoria de la Champions. Y para ello no le cabe otra al conjunto de Jiménez que sacar los tres puntos en juego sin mirar lo que ocurra en el corazón de la Península Ibérica entre Valladolid y Atlético, a la misma hora del encuentro en las Islas Baleares, o lo que pasó anoche a las orillas del Mediterráneo entre Valencia y Racing.

Tampoco es tiempo de lamentar las nuevas bajas que, casi como cada semana desde que comenzó la competición, vuelven a mermar la línea defensiva del equipo sevillista. Si ante el Atlético cayó Escudé, ante el Villarreal le tocó el turno a Adriano, convertido debido a una lesión muscular en otra víctima más de la maldición del lateral izquierdo. Crespo, que hasta en tres ocasiones ha caído lesionado en esa posición, será el encargado de afrontar de nuevo el riesgo de ubicarse en el flanco izquierdo, tan maltratado durante toda la temporada.

Lo cierto es que mirando quiénes son los componentes de la retaguardia sevillista cuesta trabajo pensar que se trata de un equipo que lucha por reeditar su participación en la Champions, puesto que Jiménez deberá ubicar a dos canteranos junto a Daniel y un futbolista que últimamente sí está demostrando que tiene un sitio en el Sevilla, Mosquera. Afortunadamente, la irrupción del colombiano y la buena prestación de David Prieto han paliado la sangría defensiva. Pero, como ha quedado dicho, el equipo está obligado a mirar hacia delante sin dudar un instante de lo que tiene atrás, que ya quedó demostrado ante el Villarreal que si todos empujan con la actitud adecuada no hay rival de moda que se resista al potencial y el talento ofensivo del Sevilla.

En este nuevo aire tiene mucho que ver el golpe de timón que dio Manolo Jiménez con sus arriesgadas decisiones tras el desastre del Santiago Bernabéu. Fue de común consenso entre críticos y aficionados que la imagen del Sevilla en Chamartín fue la peor en mucho tiempo y el técnico sevillista anduvo rápido de reflejos para darle un vuelco al equipo.

Su valiente decisión de sentar a dos intocables como Poulsen y Kanoute salió bien y hoy podría repetir apuesta con Fazio por delante de la defensa y escoltado en la medular con Keita y Renato, ubicado éste más arriba como enganche con Luis Fabiano. El partido que cuajó el joven argentino le dio derecho a que se le ofrezca una nueva reválida, por mucho que él insista en que su posición es la de central. Pero Jiménez es hombre de mirar las características del contrincante a la hora de hacer las alineaciones y el Mallorca tiene mucho menos potencial que el Villarreal en el centro del campo, en el que Gregorio Manzano echará de menos además a Ibagaza, lesionado el pasado jueves. Por ello, no es improbable que vuelva al sistema de 4-4-2 con Poulsen o Kanoute o ambos en el once inicial.

Enfrente espera un Mallorca que ya venció en el Sánchez-Pizjuán en el partido de ida, como hizo a su vez la anterior temporada. En el recuerdo, además, está la frustración del empate cosechado en la penúltima jornada del pasado campeonato liguero, con aquel penalti de Héctor a Luis Fabiano sustraído por Iturralde González, con el título a tiro.

El equipo de Manzano no se le da especialmente bien al Sevilla. Suele hacerle daño gracias a su poderío en las bandas, donde cuenta con Varela y un jugador como Jonás, que ya le ha buscado las cosquillas más de una vez a Daniel gracias a su fuerza y su verticalidad. Los balones aéreos también pueden ser un inconveniente debido a la fortaleza en esa faceta de Güiza, que le dará muchísimo trabajo a David Prieto.

Además, el Mallorca está levantando el vuelo en la segunda vuelta, en la que es el único equipo que ha perdido sólo un encuentro. Eso sí, acumula muchos empates, como el precedente en el mismo escenario de hoy ante el Real Madrid. Este partido, por cierto, ha vuelto a agitar las aguas en el entorno del club bermellón contra los árbitros, tras las dos jugadas polémicas frente al líder de la Liga. Pero la cuestión del arbitraje es algo que no depende del Sevilla y debe pasar a un término secundario. Aprovechar el aire nuevo de la esperanza y la moral recobrada debe ser su único motivo para seguir enganchado a la zanahoria de la Champions.

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