sevilla | real sociedad

Aprieta los dientes, abre los ojos

  • Krychowiak, más allá de la anécdota de su mal fario ante la Real, exhibió en los tres goles cómo va de cabeza en defensa y cómo lo hace en ataque

El fútbol es una actividad deportiva en la que lo físico y lo técnico deben ir de la mano junto con lo mental y lo estratégico, pero que -fundamentalmente- debe jugarse con los ojos abiertos, bien abiertos. No quiere esto decir que ninguno de los futbolistas que ayer se vistieron de corto jugaran a ciegas, aunque alguno lo pareciera. Pero sí que requiere una atención máxima. Igual que el torero no le puede perder la cara al toro, el futbolista no debe perder de vista el balón.

Luego están los tópicos, espirales que se quedan para siempre. A Grezgorz Krychowiak se le quedará colgada de su poderoso cuello la gracieta de que la Real Sociedad es su bestia negra cuando ha sido absoluta casualidad que el polaco hubiese fallado en los dos goles que el equipo blanquiazul le marcó al Sevilla en Anoeta en la primera vuelta, en dos pésimos despejes de cabeza, y también en los dos que anotó ayer en el Sánchez-Pizjuán, igualmente con balones aéreos en sus inmediaciones. Injusto a todas luces verlo así de simplificado, sin dejar por ello de ser una realidad que se queda para los restos en los arcanos de Youtube.

Huelga decir que en tan desafortunada noche en sus acciones defensivas -en su primera titularidad en casa desde su lesión- es justo añadir que una disputa similar pero en el área contraria acercó al Sevilla a la reacción posibilitando un penalti que no desaprovechó Gameiro. Todo eso son las acciones puntuales, jugadas que se quedan en la retina de los aficionados más que nada por su consecuencia posterior (siempre el efecto es el gol) que por su relativa perseverancia en el tiempo.

Ciertamente, Krychowiak es en la realidad un jugador distinto a la imagen que más o menos general pueda existir sobre él. Es un futbolista muy poderoso que va bien o mal de cabeza según las circunstancias. Sería un mal central. Confirmado, pero no por sus actuaciones con la Real, sino una vez analizado el global de sus partidos. Los balones frontales son siempre suyos. Ahí mide bien el salto, lo ve venir de frente, no pierde de vista al rival, usa bien las palancas y se equilibra y protege con los brazos. En balones diagonales o laterales no está cómodo, posiblemente no se oriente bien, en el proceso de mirar la trayectoria del balón sin perder al hombre al que tiene que marcar, se le va el contacto y a menudo provoca un desequilibrio en las piezas. Ha pasado más veces, no sólo con la Real Sociedad.

El fútbol es tan complejo que posiblemente ni los propios actores se conozcan, en su totalidad, a sí mismos. Krychowiak es un grandísimo jugador, su vuelta al equipo llega como agua de mayo cuando más lo necesita y ayer el Sevilla se benefició en muchas aspectos de ese juego del que estaba huérfano, ese poderoso correr hacia atrás para salvarle los muebles a Rami rebañando un balón a un rival delante ya de Sergio Rico, ese ganar balones en la carga de un hombro de hierro, o ese empuje hacia delante para cabecear con los ojos abiertos -ahí sí- cuando la portería está enfrente y no detrás. De su frente salió el balón que debió acabar en penalti a Rami en la primera mitad y de ese forcejeo el que sí señaló Clos Gómez.

Aún le falta, acaba de llegar y es verdad que sus dos titularidades han coincidido con dos derrotas, sólo una menos de las que el Sevilla ha cosechado en su ausencia. Pero la referencia debe ser siempre justo el partido anterior a su lesión, en un Vicente Calderón en el que se vació, nunca los dos enfrentamientos ante la Real Sociedad.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios