Fútbol - Liga BBVA

El Barça de Martino pierde el miedo a defender sin el balón

  • En la victoria ante el Betis se volvió a ver un equipo amante del intercambio de golpes alejado de la máxima 'cruyffista' de defender con la posesión, aferrado a Valdés y a los destellos de sus puntas para resolver los partidos.

Habituado a mimar el balón como el único camino existente para lograr la victoria, el Barcelona de Gerardo Tata Martino le ha perdido el miedo a defender sin el esférico y parece haberse abonado al juego directo para mantener su condición de invicto en todas las competiciones. Consciente quizá de que Xavi e Iniesta -los guardianes del estilo del toque y la posesión- no están en su mejor momento de forma, la escuadra azulgrana le ha cogido el gusto a dejar la iniciativa a algunos rivales para conectar con socios de honor de la verticalidad como Neymar, Alexis o Fàbregas.

Este domingo, en la victoria por 1-4 ante el Betis, se volvió a ver el Barça del descontrol, amante del intercambio de golpes que, muy alejado de la máxima cruyffista de defender a través de la posesión, se aferra a la efectividad de Víctor Valdés y a los destellos de sus puntas para resolver los partidos. Esta fórmula más propia del fútbol inglés la sacó a relucir también en las victorias ante el Rayo Vallecano, el Celta o en la segunda parte del clásico, unos rivales atrevidos, que llegaron a encerrar a los hombres de Martino en su propio campo con la misión de buscar el gol.

Prueba de esta metamorfosis vertical se percibe con el papel de Valdés en el inicio de las jugadas. Ante los andaluces, el guardameta de Gavà apostó por los desplazamientos largos en hasta 25 ocasiones para evitar la presión alta propuesta por Pepe Mel. Los azulgranas, sin embargo, se llevaron la batalla de la posesión del balón (60%), si bien el juego se localizó más en su campo que en el de su atrevido rival.

Así, el Barça actual ha pasado de salir jugando el balón desde la propia área, con las líneas juntas, y acosar, pacientemente, el arco contrario con toques, toques y más toques, a sentirse a gusto con las transiciones rápidas de sus velocistas. Pese a ello, a Martino parece no incomodarle esta bipolaridad. Tras el partido ante el Milan disputado en el Camp Nou, su equipo mostró las dos caras de la moneda: unos primeros 45 minutos gobernados por la posesión y el toque -eso sí, con menos precisión que antaño-, y una segunda parte descontrolada, en la que se encomendó a los contragolpes de sus puntas para llevarse la victoria (3-1).

"No me disgusta ninguna de las dos maneras de jugar. En el primer tiempo estuvo bien lo que hicimos y en el segundo, cuando empezó a atacar el rival, tuvimos más espacios", admitió tras el encuentro contra los italianos. Y es que con espacios, este Barça se siente como pez en el agua. Quizá porque sabe que en la portería tiene a un ángel de la guarda que le salva de los disgustos, mientras que en ataque, a pesar del los bíceps femorales malditos de Leo Messi, cuenta ahora con la célebre 'pegada' del eterno rival.

De momento, a Martino le sirve para seguir liderando la Liga -con 37 puntos de 39 posibles- y mantenerse firme en la Liga de Campeones después de asegurarse el billete a los octavos de final. No obstante, las dudas en el estilo siguen presentes. Falta saber si este Barça que, según palabras de Dani Alves, busca alternativas al "juego monótono" del equipo que lo ganó todo, tiene suficiente con la verticalidad para ser competitivo en el momento de la verdad, cuando se decidan los títulos.

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