Todo comenzó el 13 de mayo en Valencia, continuó el viernes en Mónaco y concluirá en diciembre en Abu Dhabi. El Barcelona de Pep Guardiola mantiene su condición de infalible y sigue batiendo todos los récords posibles en un año 2009 más que perfecto para el equipo catalán.

Al igual que con la Copa del Rey, con la Liga, con la Champions y con la Supercopa de España, el viernes, en Mónaco, el capitán del Barcelona, Carles Puyol, elevó otro trofeo al cielo, la Supercopa de Europa. "Estamos haciendo historia, es lo que queremos y lucharemos para seguir dando alegrías a nuestra afición", afirmó el defensa blaugrana que aún confía en ser mejores. "Intentaremos mejorar. Tenemos muchas ganas e ilusión y veremos hasta dónde podemos llegar".

En diciembre, en el Mundial de clubes, con el Estudiantes argentino como principal rival sobre el papel, podría llegar el sexto para completar un año histórico con el único título que le falta al Barcelona, consiguiendo así otro hito, como el ya alcanzado con las cinco copas conseguidas hasta ahora.

No obstante, en la ciudad condal se sigue apostando por la humildad para conseguir agrandar la vitrina de este Barça: "No sé si vamos camino de la leyenda, pero nos espera un año muy duro, aunque el entusiasmo de los jugadores es una garantía para el equipo", señaló el técnico blaugrana.

Guardiola, que en poco más de una temporada como entrenador profesional firma un pleno de títulos, genera la envidia sana en su fichaje estrella: "Si hubiera ganado lo que él en mi primera temporada, me retiraría", bromeó Ibrahimovic. Sin embargo, Pep insiste en dejar todo el protagonismo a sus jugadores: "Soy un afortunado por poder dirigir a un equipo tan bueno como éste", concluyó.

En la final de la Supercopa de Europa la estrella fue el joven Pedro, que marcó antes de que acabara la prórroga a pase del argentino Lionel Messi, que no regresó con sus compañeros a Barcelona, ya que se marchó a Argentina para preparar el crucial partido de su selección el 5 de septiembre ante Brasil en su ciudad natal, Rosario, choque en el que la albiceleste se juega su presencia en el próximo Mundial de Suráfrica.

Messi, que por lo tanto se perderá el debut del Barcelona mañana en la Liga española ante el Sporting de Gijón, tiene como meta el Mundial con Argentina, donde quiere trasladar el aura de infalibilidad que tiene su Barcelona.