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Ese Betis secuestrado

  • Lopera acentúa la guerra emprendida contra la prensa de Sevilla en la concentración de Jerez · Los profesionales del club no dan crédito a tan enmascarado veto y sienten vergüenza ajena

Que Lopera tiene prácticamente secuestrado el Betis no es ninguna novedad. Pero lo peor es que a cada día que pasa da una vuelta de tuerca más en lo que parece un afán por ridiculizar a un club que sufre una sangría de deserción de socios y a cuyo primer equipo ha enviado dos veces, dos, a Segunda División. Lo perpetrado por un empleado suyo una vez llegada la expedición el martes al hotel Barceló Montecastillo supera cualquier expectativa, tanto que 44 de los 45 profesionales verdiblancos que allí se han desplazado se encuentran avergonzados.

No se trata ya de la normativa para esta concentración o para el resto de la temporada para la prensa. Es, simplemente, un atentado contra la convivencia el que está llevando a cabo un empleado de prensa del Betis con los medios aquí desplazados, que ayer incrementaron su número en alguna unidad.

Si el martes se conocía que estaban anuladas las entrevistas personales a los futbolistas pero que los periodistas sevillanos sí podían hacerlas al resto de la expedición, ayer se supo que utilleros, médicos y técnicos también deben mantenerse al margen de micrófonos, grabadoras y libretas. La razón ofrecida por boca de este portavoz que ha causado estupor entre la mayor parte del grupo es que la prensa sevillana se ha hecho eco de las medidas adoptadas por Lopera o por él mismo, que ya nunca se sabe… No se cuenta, empero, que los dos periodistas emplazados el martes le ofrecieron la opción de no publicar nada ese día si el club reconsideraba tan restrictiva normativa, que cercena de manera clara el derecho a la información.

Muchos de los profesionales del Betis no hablan de otra cosa en esta concentración, ya que la situación es ridícula, máxime cuando ayer varios periodistas quisieron concertar entrevistas con los técnicos y éstos, avergonzados, dijeron que, en principio no podían. "Tenéis que preguntar a Iván (así se llama el empleado de Lopera)", decían de mala gana, sin ser sabedores, además, de que éste así podría filtrar quién puede hacer una entrevista y quién no en un nuevo veto indirecto para quien no siga la senda marcada por Lopera.

Y es que el personaje en cuestión, cuando más de uno discutía las medidas con él, no paraba de remitir a la web del club, por la que sí han de pasar obligatoriamente los futbolistas. Incluso, en alguna de sus explicaciones, fue más lejos, al decir que los futbolistas sí hablarían para los medios de comunicación nacionales. Pero cuando periodistas de Sevilla que trabajan para los mismos le tomaron la palabra, indicó que se refería a gente como "De la Morena y Castellote". Por cierto, pocos minutos ocupa el Betis, y más en Segunda División, en este tipo de programas radiofónicos.

Y si la seriedad en el trabajo de Antonio Tapia y sus hombres es escrupulosa, la rueda de prensa de Capi fue variando de hora según pasaba la mañana. Al final, se celebró cuando el empleado del Betis dejó su ordenador tras atiborrarlo de teclazos e introducir sus noticias en la web del club y fue a avisar al camero. Ni las doce, ni a las doce y media ni a la una; al final, Capi atendió a la prensa a la una menos cuarto.

Esto ocurre en Jerez mientras en Sevilla el portavoz oficial de la entidad, José María Blanco, y el propio Tapia no paraban en días muy cercanos de pedir la unión de la prensa y de todos los estamentos del club en pos del ascenso.

Lógicamente, y lo comentan en voz baja los cuatro loperistas que quedan, en el fondo de todo subyace la cobertura mediática a la manifestación del 15-J, lógica al echarse 60.000 béticos a la calle al grito de "Lopera, vete ya". La reunión de ayer de la Fundación Heliópolis y su cuota de espacio en los medios de la capital andaluza también era muy temida por los que hoy mandan en el Betis, en un club que tiene a su equipo en Segunda División y que cada día da pasos de gigante hacia el abismo.

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