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Bonito debate en el adiós

  • Daniel se marcha al Barcelona a lágrima viva y suscitando la duda de si superó a Juan Arza como el futbolista más grande de la historia del club · Del Nido lo despidió dejándole "las puertas abiertas"

Despedidas ha habido muchas, pero ninguna puede compararse a la que vivió ayer el sevillismo en el adiós de Daniel Alves, para muchos el mejor futbolista que ha pasado por la entidad en su centenaria historia. Del Nido no se atrevió a discutir tal honor con Juan Arza, pero los elogios que el presidente lanzó antes de fundirse en un abrazo con el brasileño daban una muestra de en qué nivel se encuentra el fútbol regalado por Daniel en el corazón y en la retina del primer sevillista. Hizo llorar a un jugador que emprende una aventura en el Barça deportiva y sobre todo económicamente más interesante y que ya el verano pasado vio frustrado ese anhelado salto cuando se abortó su millonario traspaso al Chelsea.

"Cuesta trabajo decir adiós a los más grandes y Daniel es gigante, ciclópeo… Es el futbolista total y también en lo personal. Es el más grande, sin duda, de la historia contemporánea y quién sabe si de la historia centenaria del club y se despide como se merece", decía Del Nido, que recordaba que llegó "a precio de saldo" y que se va dejando en las arcas de la entidad una cifra "jamás pagada por un defensa en cualquiera de las posiciones".

Sentado a la izquierda del protagonista, el máximo mandatario nervionense supo erizar con sus palabras el vello al personal asistente y al que seguía la despedida por los medios oficiales del club. Del Nido repetía que el club le abría todas sus puertas para el futuro. "Yo conozco los entresijos del vestuario y sé cosas que no se pueden contar y él siempre estaba disponible, infiltrado o sin infiltrar, con el tobillo doble o en plenitud de condiciones. Es un profesional de los pies a la cabeza y será difícil volver a tener un futbolista de ese nivel. Quiero darle las gracias por ese fútbol alocado de ataque, por tantas tardes de gloria, por esas diagonales, por ese pase medido en el primer gol de Eindhoven, por ese fútbol infrenable [...]. Quiero que sepa la afición que se despide como se merece, llorando y con el presidente a su lado y que tendrá las puertas abiertas de esta casa".

Al futbolista después de esto le costaba hablar y poco tardó en emocionarse y mostrar unos enrojecidísimos y lacrimosos ojos. "Estoy muy nervioso", confesaba antes de explotar. "Quiero agradecer que me hayan abierto las puertas de este club en el que he crecido y que es mi casa. Llegué como un niño y salgo como un hombre y siendo padre de familia", acertaba a decir para después reconocer que "lo vivido aquí será imposible vivirlo en otro lugar. Ha sido una etapa gloriosa, ganadora y me encantaría algún día poder volver a un sitio que jamás olvidaré. [...] Ahora pasa una película por mi cabeza, desde Antonio Fernández, que me vio, Pepe (Alfaro), que Dios lo tenga en su gloria, que dio el visto bueno, un entrenador como Caparrós, del que aprendí mucho... Siempre soñé irme así, por la puerta grande".

Los motivos de su marcha también quedaron reflejados por el jugador. "Mi vida está hecha de retos y quiero buscar uno nuevo. El Barça es muy apetecible independientemente de las cuestiones que alguna gente pueda pensar (económicas). Quiero tener la oportunidad de ganar una Champions que ojalá hubiera podido ganar aquí. Estuvo cerca, pero no pudo ser". Quién sabe si en el futuro.

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