Fútbol l Internacional

Broche de oro para el Milan

  • El conjunto italiano vapulea a Boca Juniors en la final del Mundial de Clubes

El Milan se coronó como el mejor equipo de los cinco continentes tras vapulear en la final del Mundial de Clubes a un Boca Juniors que se quedó sin fútbol en la segunda parte. El Milan conquistó así su cuarto título intercontinental y consiguió para Europa este título por primera vez desde que dejó de llamarse Copa Intercontinental.

Los italianos se tomaron la revancha de la edición de 2003, cuando cayeron ante Boca, y de paso se llevaron a Italia cinco millones de euros y la promesa de vender miles de camisetas en el mercado japonés. A pesar de lo abultado del marcador, Boca jugó un partido digno, el problema para los argentinos fue que el Milán jugaba con ventaja: Kaká iba con ellos. El recién nombrado Balón de Oro se garantizó el galardón del FIFA World Player con una actuación estelar de esas que dejan en la memoria los grandes jugadores. El Milan sacó al estadio de Yokohama todo el peso de su experiencia internacional. Inzaghi, que en la semifinal había calentado banquillo, y a un Maldini casi cuarentón que ha jugado la final de la Copa Intercontinental seis veces, la primera de ellas cuando la Champions League se llamaba Copa de Europa.

En la primera parte el partido fue un frenesí de ocasiones repartidas. Kaká aparecía y el Milan ganaba en velocidad, peligro y alegría. El Boca, por su parte, desplegó un fútbol silvestre y lleno de frescura que nacía en las botas de Banega y se aprovechaba de Palacio, que puso de los nervios a un Kaladze incapaz de pararlo.

Entre los minutos 20 y 22 ambos equipos se sumergieron en una espiral de locura que dejó el partido como estaba, empatado, pero con un gol en cada casillero.

Y así se acabó la primera parte y el equilibrio sobre el campo. Porque la segunda parte fue un monólogo del Milan, que terminó desaprovechando oportunidades porque se sabía ganador a media hora del final. Sin embargo, el pundonor que mostraron los argentinos les valió un gol más para maquillar el resultado.

Ibarra se echó el equipo a la espalda cuando a Banega se le secó el fútbol y por algún efímero instante pareció como que Boca revivía. Con el partido ya decidido, Ancelotti puso sacó a pasear a los hombres que tenía en el banquillo y sobre el campo terminaron algunos de los miembros más ilustres de la gerontocracia del fútbol europeo, como Maldini o Cafú, que demostraron que a pesar de los años, siguen subiendo la banda como mandan los cánones.

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