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Budapest, la meta tras la meta

  • Mireia Belmonte, oro en Río, se marca ya como nuevo objetivo un metal en los próximos Mundiales

Mireia Belmonte es, con 26 años, campeona europea, mundial y olímpica. De los últimos Juegos, los de Río de Janeiro, volvió con una medalla de oro, una de bronce y la consagración. Parece que fue ayer hasta que se ven las fotos del pabellón acuático, donde la de Badalona se proclamó campeona olímpica, convertido en un nido de jaramagos y mosquitos. Parece que fue ayer hasta que habla la deportista, para quien no hay palmarés que frene calendarios. "El siguiente objetivo son los Mundiales de Budapest, en junio, pero antes, en abril, hay que conseguir las mínimas en los Campeonatos de España". La idea está ahí, es la nueva meta, el nuevo oro, ahora mundial, y en la piscina de 50 metros. Es lo único que le queda.

La nadadora se entrena con normalidad en Sant Cugat, su lugar habitual de preparación. Pontevedra, sede de los Nacionales, y Budapest son sus inmediatos horizontes. Ayer hizo una parada en Sevilla para participar en un encuentro internacional de medicina deportiva que se inició en el NH Collection. La justificación de su presencia está personificada en la figura de Emilio López Vidriero, organizador del evento y el médico que trató la dolencia que le impidió competir en el Mundial de Kazán de 2015 y que a punto estuvo de hacerlo también en Río. "Hace dos años tuve una lesión del hombro y pasé por muchos médicos y fisioterapeutas hasta que fue finalmente el seguimiento del equipo de López Vidriero, en el International Sports Medicine Clinic (Ismec), lo que me posibilitó ganar el oro en Río", explicó Belmonte.

El trabajo en equipo, la multidisciplinaridad, etcétera, fueron conceptos que destacaron en una mesa donde Juan de Dios Beas, quien ya trabajó como médico en el Sevilla Fútbol Club, disertó sobre la necesidad de un desarrollo de la conciliación entre la práctica deportiva y la formación entre los deportistas de élite para evitar que dependan de subsidios tras la retirada. Para Belmonte, en particular, "la natación no da el dinero suficiente para poder vivir de ello toda la vida". "Es importante formarse en la etapa como deportista, aunque sea difícil. Es la garantía de un futuro", dijo la campeona que disfruta "de un plan ADO" (la beca más cuantiosa para deportistas con posibilidades olímpicas) y de "patrocinadores" que le permiten una "buena vida". "Estudio y entreno, con la suerte de dedicarme a lo que me gusta", remató.

Esta badalonesa, de padre granadino y madre jiennense, navega además a favor de la corriente, en medio de un fenómeno en el que el deporte femenino reúne más y más adhesiones. El esfuerzo por la promoción de los deportes minoritarios, además, ha empezado a ser superior a cero. "Creo que ha cambiado, sí, al menos desde el punto de vista de la natación, que es lo que conozco. No puedo quejarme. Ha habido una mejora", contestó antes de solicitar aún más: lo necesario que sería que hubiera cobertura "no sólo cuando ganamos, sino cuando vamos a competiciones sin tanta importancia mediática", como los Juegos, ese espectáculo planetario en el que ha dejado inscrito su nombre en cuatro ocasiones. Por ahora.

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