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Una veterana con ganas de ascender

Una veterana con ganas  de ascender

Una veterana con ganas de ascender / m. g.

El Universidad de Sevilla afronta la recta final de la temporada 2017-18 de la Primera División de hockey hierba femenino con una mezcla de emociones. Peleando por el ascenso desde las primeras jornadas, el mismo que se escapó por poco en la campaña anterior, los nervios están a flor de piel. La responsabilidad por conseguir el objetivo sobrevuela por la mente de sus jugadoras, sobre todo de las veteranas, como es el caso de Alba Arenas.

"Llevo ocho años en el equipo. Casi todos se pueden resumir en que existe una gran diferencia entre la primera categoría -División de Honor- y la segunda. Cuando estamos en la segunda siempre nos movemos en las primeras posiciones. Pero cuando ascendemos nos cuesta mucho asentarnos, porque el nivel es altísimo", explica la jugadora, de 27 años.

Alba no olvida la temporada 2015-16, la última que compitió el Universidad en División de Honor. Ni una sola victoria pudieron festejar las pupilas de Diego Cabeza. "Entramos en una dinámica un poco mala, pero aun así intentamos luchar hasta que matemáticamente ya no hubo salvación. Bajamos, sí, pero aprendimos bastante, y creo que ahora somos más fuertes para luchar por ascender de nuevo", valora la protagonista de esta historia.

Los números le dan la razón. El juego desplegado por el equipo, también. Hasta los lazos forjados entre jugadoras refuerzan la tesis de Alba: "Esta temporada es la que más chicas hemos seguido respecto al curso anterior, y las que han venido han sumado un punto de experiencia muy necesario. Hay muy buen rollo en el equipo. Somos una piña, en los entrenamientos y en los partidos, y eso nos está ayudando mucho a estar ahí arriba".

Para Alba, el Universidad de Sevilla es una parte fundamental de su vida como deportista. Ocho años dan para mucho. Y si a éstos se suman todos los que lleva jugando al hockey hierba, la lista de vivencias inolvidables se vuelve extensísima.

"Tenía ocho años cuando empecé a practicar este deporte, del que reconozco que entonces sabía bastante poco. Enseguida me enganchó y fui creciendo, siempre con un stick cerca. Además, desde los 12 años fui al programa de detección de talentos de España y me llamaron cuatro veces para la selección, dos de ellas con la sub-16 y otras dos con la sub 18", detalla.

Fue precisamente con el combinado sub-18 con el que vivió su mejor experiencia como internacional: "Jugamos el Europeo para subir de la categoría B a la A. Lo ganamos y ascendimos. Fue una experiencia muy bonita, aunque yo me quedé con una espinita clavada, porque, aunque entrené muy bien, creo que en los partidos no rendí a mi máximo nivel".

Alba cree que se quedó a punto de "explotar" en aquella cita. No tiró la toalla y poco después decidió mudarse al CAR de Madrid para seguir mejorando. Pero tras dos años allí, el que no contaran con ella para el Europeo sub-21 -"Ni siquiera me llamaron para la concentración previa", apostilla-, hizo que quisiera cambiar de aires. Por eso se mudó a Sevilla, empezó la carrera de Odontología y siguió compitiendo con el Universidad. "Antes venía los fines de semana desde Madrid, pero al dejar el CAR me di cuenta de que instalarme aquí sería lo mejor. Conocía al entrenador y varias jugadoras, así que el cambio fue sencillo", revela.

La novedad pronto se convirtió en rutina, en satisfacción por sentirse parte importante de un bloque que quiere volver a dar guerra en la máxima categoría nacional. "Los próximo partidos serán finales para nosotras", avisa la joven. No es para menos. Un título en forma de ascenso está en juego.

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