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Casto, humilde e invicto

  • El extremeño, con quien el Betis no pierde en Liga, ansía la titularidad ante el Barça, pero acatará la decisión de Chaparro · "Creo que ayudé al equipo", se reivindica

El Betis se resarció el domingo de las últimas goleadas cosechadas ante Osasuna. El orden defensivo que Juanito lideró, como casi siempre que el Betis gana, tuvo unos metros más atrás al auténtico baluarte de la excelente cosecha pamplonica. Casto, que responde al perfil más humilde que pueda hallarse en un futbolista, reaccionó con firmeza a una situación un tanto complicada para los guardametas.

El extremeño, novel aún en el fútbol de élite pese a estar cerca de cumplir 26 años, se entrenaba una semana más con el convencimiento de que conocería otro de los banquillos de Primera División, en este caso el del Reyno de Navarra, pero antes de partir de viaje supo que le tocaría jugar por una mínima lesión de Ricardo en el hombro. "Lo he tenido que asimilar en un solo día, pero la verdad es que es mejor tener ese día de margen que enterarte el mismo día de partido, cuando ya crees que no va a jugar", admite.

Casto, nacido en Badajoz, fue firmado por el Betis la pasada temporada para su filial procedente del segundo equipo del Albacete y se ha convertido en uno de esos fichajes que hacen rentable a una secretaría técnica, que en este caso contó con el asesoramiento de Carmelo del Pozo. El de Pamplona fue su tercer partido en Liga, tras debutar con acierto frente al Almería (3-1) y jugar a la semana siguiente en Valladolid (0-0), curiosamente la última salida en la que el Betis no encajó un gol. Han sido once partidos sin jugar los de este guardameta que permanece invicto y que también disputó las dos eliminatorias coperas de la temporada, ante Elche y Valencia.

El pacense halló hueco en la primera plantilla merced a la lesión de Doblas, a quien aún quedan unos días para poder reaparecer oficialmente. Todo ha ido muy deprisa para Casto esta temporada. "La verdad es que salí un poco nervioso, pero fui cogiendo confianza y creo que ayudé al equipo", dice con el balonazo de Monreal al larguero a los 6 minutos aún en el recuerdo: "El viento me la jugó, pero luego mejoré".

La papeleta se encuentra ahora en el tejado de Chaparro, aunque éste ya andaba dándole vueltas en su cabeza a un descanso de Ricardo. Las malas actuaciones recientes del portugués podrían haber sido el desencadenante antes incluso que sus dolencias en el hombro. "Me encantaría jugar, no lo voy a negar. Yo siempre trabajo para jugar y a todo el que lo hace le gusta que confíen en él, pero aquí el que manda es el míster", asegura un hombre que, si Dios no lo remedia, ocupará los palos ante el Barcelona. "Me gusta trabajar y ponérselo difícil a los compañeros", añade.

Mérida y Logroñés, sin unos números excelentes, habían sido sus destinos antes de Albacete y Betis. Ahora la estadística sí está su favor. "Yo quiero jugar sea por el motivo que sea, por superstición o porque el míster confíe en mí, me da igual", admite sin reparos este hombre con el que el Betis, aunque sea más que eso, tiene fortuna. Recuerda a los inicios de Doblas.

El éxito, el jaleo de sus compañeros en el autocar que llevó al equipo del estadio al aeropuerto en Pamplona, no se le sube a la cabeza. "Hay que analizar lo que hemos hecho menos bien y trabajar para mejorar, ya que las cosas hay veces que salen mejor y otras peor", confiesa Casto, quien tal vez deba aplicarse más en el juego con los pies.

"Tienes que aprender, adaptarte a la categoría, el equipo no está para cometer errores y hay que ir con mucho cuidado", añade el guardameta, muy valiente ante Osasuna en las salidas puño en alto: "Vas cogiendo confianza, ritmo y cada día tomas decisiones más importantes, aunque la defensa y en especial los centrales me lo pusieron fácil".

Tampoco lanza las campanas al vuelo tras el que quizá haya sido su mejor partido con el Betis. ¿Se siente ya de pleno derecho jugador de Primera División? "En el momento en el que el club me dio la oportunidad de tener una ficha con el primer equipo fue mi obligación, y me tengo que sentir el mejor", revela.

Vuelta a la posibilidad de que sea Ricardo, por su currículum, el elegido ante una cita de tanto empaque como la del sábado frente al Barcelona. "No pienso en nada y sólo trabajaré para jugar. Y me gustaría jugar", confiesa por fin con contundencia.

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