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Debate reabierto: ¿era evitable?

La muerte del jugador del Espanyol Dani Jarque disparó nuevamente el debate sobre la preparación física de los futbolistas y las diversas estrategias para evitar los repentinos fallecimientos.

El defensor, de 26 años, sufrió un infarto el sábado por la tarde, mientras charlaba telefónicamente con su novia, desde el hotel de concentración en la localidad italiana de Coverciano, cerca de Florencia.

El jugador jamás había mostrado algún signo de anomalía cardíaca e incluso lograba destacarse por su gran resistencia física, tanto en los exámenes del club como en los partidos.

Sin embargo, el trágico suceso volvió a destapar las preguntas sobre la preparación de los futbolistas profesionales y los modos de alertar a tiempo estos problemas terminales.

"Al ser inicio de temporada, lo primero que se hace es un exhaustivo control médico. Dani nunca había tenido ni el más mínimo asomo para pensar que se pudiera producir una desgracia como ésta", explicó Germán de la Cruz, uno de los consejeros del Espanyol.

El único síntoma previo a la tragedia sucedió en la misma tarde del sábado, cuando el propio Jarque se negó a acudir a una visita turística por Florencia debido a un malestar físico.

El caso de Jarque se suma a otros famosos sucesos trágicos relacionados con fallas cardíacas y posteriores muertes de futbolistas en actividad. Por lo tanto, el principal tema en cuestión será la asiduidad de los exámenes cardíacos por parte de los equipos.

"Con análisis funcionales y periódicos del individuo, se podrían evitar muchas muertes", explicó el doctor Ramón Balius, director de la revista Apunts del Consell Català de Esport, donde se publicó un informe en el que se concluye que "entre el 74% y el 94% de las muertes no traumáticas durante la práctica deportiva se deben a causas vasculares". Ese mismo informe calculó que entre 1995 y 2006 fallecieron sólo en España un promedio de 16 deportistas al año a causa de la muerte súbita.

El cardiólogo mexicano Ricardo Escandón sugirió en el XXX Congreso Mundial de Medicina en el Deporte que la mayoría de las tragedias cardíacas en la actividad se pueden prevenir: "No se realiza una prueba relativamente sencilla como el ecocardiograma, que nos puede revelar si existe algún problema genético en el jugador".

La tragedia de Jarque recapituló otros sucesos trágicos en el fútbol. El más cercano es el del jugador del Sevilla Antonio Puerta, quien falleció el 28 de agosto de 2007, tres días después de sufrir un paro cardiorrespiratorio en un partido contra el Getafe, en la primera jornada de la Liga.

También se recuerdan las muertes de Marc-Vivien Foe, jugador camerunés que se desplomó en el campo de juego mientras disputaba la semifinal de la Copa Confederaciones 2003 con su selección o la de Miklos Feher, quien falleció en un encuentro entre su equipo Benfica ante Vitoria Guimaraes (2004).

El último caso en España había sido protagonizado por Rubén de la Red, jugador del Real Madrid, que cayó desvanecido en el partido contra el Real Unión de Irún, a causa de un fuerte síncope cardíaco, en octubre de 2008.

El volante español no volvió a la actividad desde aquel encuentro, mientras que los propios médicos del Real Madrid aseguraron que además se perderá la próxima temporada.

Jarque es el nuevo protagonista de una de esas muertes tan sorpresivas que se presentan de tanto en tanto en el fútbol, y deja abierta la pregunta de si hay medios para evitarlas.

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