El otro partido

Defendió bien el día que debió atacar

  • El Sevilla cuajó un serio partido atrás, pero embistió sin fuerza ni pegada a su rival

Al contrario que en el partido ante el Athletic, en el que el Sevilla no anduvo fino a la hora de defender, el conjunto de Manolo Jiménez realizó un encuentro muy serio, conteniendo a un Barcelona que durante la primera media hora estuvo a merced de un ordenado conjunto de Nervión. Sin embargo, el Sevilla no encontró la fórmula para hacerle daño a un cuadro azulgrana que sólo inquietó el área sevillista en los minutos previos al descanso.

Empero, la sensación de los Nervión, siguiendo un símil del boxeo, fue la de un oponente que baila alrededor de su rival, pero sin llegarlo a noquear del todo. Así, en las bandas, el único que lo intentó fue Capel, que dejó en evidencia en más de una ocasión a Zambrotta. Mientras, Navas apenas apareció por su costado, bien tapado por Abidal, que frenó los intentos de penetración del habilidoso extremo.

No obstante, mejor estuvo su compañero en la derecha, Daniel Alves, que en el inicio del encuentro puso un centro medido a Chevantón, pero el delantero uruguayo no llegó a conectar un remate limpio ante un Víctor Valdés vencido. Ahí, pudo cambiar el signo de la eliminatoria, pues el Sevilla tuvo controlado el partido en ese momento, ya que los de Rijkaard eran incapaces de acercarse con peligro a la meta de De Sanctis.

Aun así, al cuadro de Manolo Jiménez le costó hilvanar jugadas de peligro, pues de la pareja formada en el centro del campo por Poulsen y Renato, sólo el danés estuvo más fino, mientras que el brasileño demostró que está muy lejos de su mejor nivel. En éstas, Luis Fabiano y Chevantón se esforzaron al máximo para poner en jaque a una férrea defensa azulgrana, pero ninguno de los dos se sintieron cómodos sobre el terreno de juego. Ambos se intercambiaban en la media punta, pues intentaron, sin éxito, hacer el papel que en esa zona realiza magníficamente Kanoute.

Ahí fue donde el Sevilla se atascó, pues tanto O Fabuloso como Chevantón son dos delanteros que viven dentro del área para enganchar algún balón franco, sobre todo el ex del Mónaco. Sin que sirva de excusa, la baja de Kanoute parece que está empezando a notarse, ya que el malí es fundamental a la hora de elaborar el juego de ataque. Después del descanso, el Barcelona salió con otra actitud y planteamiento diferentes, pues adelantó las líneas para presionar a un Sevilla que volvió a evidenciar los mismo síntomas que en la primera mitad, bien en defensa, bien en el centro del campo, pero romo en ataque, por lo que el técnico arahalense decidió mover el banquillo.

Los cambios fueron claros. Luis Fabiano -muy mermado por el proceso febril que ha padecido en los días previos al partido de vuelta- dejó su sitio a Kerzhakov, que no apareció en los más de veinte minutos de juego que tuvo. Mientras, Duda sustituyó a un voluntarioso Chevantón, que tuvo que jugar el partido infiltrado al no remitir sus dolencias en el tobillo. Por último, Capel salió por Alfaro, que reapareció después de un largo periodo de tiempo sin contar para el primer equipo.

Aun así, el Sevilla siguió sin mostrar esa sensación de peligro que le ha caracterizado en los últimos tiempos y sólo apretó cuando realmente se vio agobiado por el poco tiempo que tenía para darle la vuelta a la eliminatoria, aunque el peligro real fue tímido. De esta forma, el campeón puso fin a su andadura en la Copa del Rey, dando la impresión de que tuvo muy cerca el pase a la siguiente ronda, pues, durante muchos minutos, fue superior a un Barça timorato en varias fases del duelo.

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