Getafe - Sevilla · la crónica

Derrota en un no partido (1-0)

  • El Sevilla no llega a competir contra un Getafe que se jugaba la vida. Las explicaciones las debe dar Tebas.

El Sevilla llegará a la finalísima de Turín, miércoles 14 de mayo, 20:45 en Turín, después de una derrota. Hasta aquí el telegrama que resume el partido disputado este domingo por los hombres de Unai Emery en Getafe, aunque incluso en esa escueta frase también cabrían un par de matices, dado que fue un no partido y el verbo disputar demanda más cosas para que se pueda utilizar para describir algo. Por obra y gracia de Javier Tebas, presidente de la Liga de Fútbol Profesional, que defendió el domingo a las siete de la tarde como horario único para esta jornada a pesar de que un equipo español jugará una final europea sólo tres días después, el Getafe fue el gran beneficiado con semejante regalo. Argumentaba el prócer que se trataba de defender al Valladolid, obligado a enfrentarse al Real Madrid por otro partido aplazado por no se sabe qué el miércoles, pero cabría preguntarle al propio equipo pucelano sobre cuáles hubieran sido sus preferencias para el Getafe-Sevilla. 

En definitiva, el Getafe, seguramente, podrá agradecerle a Tebas mientras viva la dádiva de sumarle tres puntos a su casillero ante un rival que no llegó a competir en ningún momento. No lo hizo desde que Emery, lógicamente, confeccionaba un equipo titular con la presencia de Moi, Cotán y Carlos Fernández, tres mozalbetes del filial de los que dos de ellos, según los asiduos a la carretera de Utrera, ni siquiera vienen teniendo un rol protagonista en las últimas jornadas para Ramón Tejada. Así se justificaba en las redes sociales que el entrenador del primer equipo hubiera tirado de ellos a pesar de que el Sevilla Atlético se jugaba muchísimo más que la primera plantilla ante El Palo. 

Pero había más en esa alineación que sólo incluía a Fazio, tal vez Fernando Navarro, como presuntos titulares para Turín. El argentino tenía pactado unos 50 minutos para que su compatriota Pareja estuviera en el segundo tramo. De no mediar alguna lesión inesperada, el resto tendrá un papel más secundario con la excepción de un Reyes que tuvo que sufrir la caza al tobillo de los getafistas durante el rato que estuvo sobre el campo ante la imposibilidad de meter más piezas de recambio sin riesgos. Rakitic, Alberto Moreno y Carriço ni siquiera habían sido inscritos en el acta arbitral para evitar la tentación de sacarlos... 

Por ahí, pues, comienza un resumen de este no partido para el Sevilla. Los once elegidos por Emery bastante tuvieron con tratar de mover la pelota de un lado a otro mientras el Getafe iba a presionar como poseídos en el arranque del litigio. Aunque que nadie se confunda, el sufrimiento de los visitantes se iba a limitar en ese arreón local a un cabezazo franco para Valera en una falta lateral sacada por Gavilán. El resto fue un fútbol de control sin mayores problemas para los hombres que iban vestidos de rojo. La orden de sacar la pelota jugada desde atrás era cumplida a rajatabla desde Javi Varas y el Sevilla alcanzaría el intermedio indemne y sin siquiera haber pasado por mayores apuros. 

Era un juego de falso control, de cualquier forma, pues el balón apenas llegaba hasta las zonas de riesgo para Julio César. Se exceptúa una pelota que sí colocó a Marko Marin en una situación favorable para haber marcado, saldada con un disparo de lo más inocente por parte del alemán, y el resto fue ficticio. Allí había un equipo que quería, y apenas sabía, y otro que sencillamente había acudido para cumplir con el expediente al que lo había obligado Javier Tebas con su determinación de colocar un partido tan decisivo para el rival, y para tantos otros, a sólo tres días de una final europea. 

La segunda mitad tampoco iba a variar mucho las cosas. Emery cumplía con el guión de repartir los minutos entre los dos centrales titulares y seguro que estaría satisfecho con que ambos acabaran el partido sanos y salvos. Era lo único que realmente tenía importancia para un Sevilla que trataba siempre de remar contra la corriente. El primer susto serio llegaría con el cabezazo al larguero de Marica, después marcaría Escudero con un buen disparo ante el que Javi Varas tal vez pudo hacer algo más. El Sevilla no había competido y perdía. ¿Bueno o malo respecto a la final? El miércoles se verá, se trataba de no correr riesgos y de no incrementar la fatiga.


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