Baloncesto l Cajasol

Descansos que se alargan demasiado

  • Como con Magnano, el Caja de Comas ha flojeado en los terceros cuartos, desperdiciando buenas ventajas iniciales

Cada partido es una historia diferente, compuesta por decenas de acciones puntuales cuya suma determinan el resultado final. Sin embargo, suele haber ciertas situaciones que se repiten con bastante asiduidad y que acaban convirtiéndose casi en un hábito. El problema llega cuando esa costumbre tiene tintes negativos, como ocurre con los terceros cuartos del Cajasol de esta temporada.

En los dos partidos jugados bajo la dirección de Manel Comas, se reprodujo uno de los grandes síntomas de debilidad manifestados por este equipo cuando estaba a las órdenes de Magnano: descenso en la intensidad y en la concentración durante varios minutos a lo largo del periodo siguiente al descanso. Esta incidencia se saldó con sendos parciales en contra -16-8 ante el Akasvayu y 19-26 frente al Ricoh Manresa-, que provocaron que desapareciera la ventaja adquirida por el Cajasol en la primera parte y que los encuentros, tras mantenerse igualados en el último parcial, se resolvieran en finales apretados. Ambos se decantaron del lado cajista, aunque no hay que olvidar que Akasvayu y Ricoh Manresa gozaron de una última posesión para haber vencido.

De los 19 encuentros disputados, el Caja sólo fue superior durante el tercer cuarto en cuatro de ellos: ante Estudiantes (+16) y el Barcelona (+14) cimentó sus victorias en San Pablo en estos diez minutos de juego, mientras que su superioridad parcial en las canchas del Pamesa (+6) y del Unicaja (+2) fue insuficiente para remontar unos choques que estaban prácticamente sentenciados al descanso tras una malísima primera parte de los jugadores del Caja.

No cabe duda de que esta carencia debe ser subsanada lo antes posible por Comas, y más aún de cara a la inminente visita a Fuenlabrada, donde espera, salvo sorpresa, un partido muy intenso ante un rival directo por la permanencia. En el Fernando Martín, uno de esos pabellones donde la presión del público es notabilísima, no puede ocurrir lo mismo que en la segunda jornada en un semivacío San Pablo, cuando el conjunto fuenlabreño, lanzado por un alto porcentaje en los tiros exteriores, endosó un 16-28 demoledor con el que rompía el encuentro antes del cuarto final. Fue el primer mal tercer cuarto del Cajasol, aunque no el último: tampoco puede repetirse lo sucedido en Manresa (24-17), Bilbao (24-17) o Menorca (29-13), tres desplazamientos saldados con otras tantas derrotas.

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