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¿Equipo histórico o 'Pupas'?

El Atlético de Madrid afrontará desde hoy la semana más trascendental de su centenaria existencia, siete días en los que debe resolver si es un equipo para la historia o si regresa, otra vez, al fatalismo al que remite el apelativo de pupas.

Será una semana única en sus 111 años de vida. Nunca antes estuvo ante un reto semejante, ganar la Liga y Liga de Campeones, y todo ello en dos partidos consecutivos ante adversarios de la magnitud de Barcelona y Real Madrid. "El trabajo que ha hecho el grupo toda la temporada ha sido enorme. Ponernos en condiciones de llegar a la última jornada de Liga ante los mejores... No es fácil volver a repetirlo. Estamos ahí por méritos propios y podemos aspirar a lo máximo", manifestó ayer su técnico, Diego Simeone, el mago del renacer atlético.

De la mano del argentino, el conjunto rojiblanco se situó en un lugar con el que nadie, ni sus propios hinchas, contaba a comienzo de temporada. Entonces se hablaba de una Liga de dos, en alusión a Barcelona y Real Madrid, y en Champions no figuraba ni entre los ocho favoritos para ganar el torneo. "Queremos molestar, nada más", fue una de las frases que dijo Simeone cuando llegó al Atlético, hace dos años y medio. No sólo molesta a los poderosos, Barcelona y Real Madrid, sino que sueña con arrebatarles los títulos para los que los gigantes partían como grandes candidatos al comienzo del curso.

El Atlético está ante un momento único, quién sabe si irrepetible. No gana una Liga desde 1996 y nunca conquistó la Liga de Campeones. Es decir, está ante la oportunidad de completar la mejor temporada de su historia. Lo inmediato es el encuentro de hoy, en el que el segundo equipo de Madrid visita al Barcelona con una única idea: no perder. Un triunfo o un empate le valdrían para levantar el título de la Liga y confirmar así la mayor sorpresa en el fútbol español en la última década. Desde 2004, cuando ganó el Valencia, se fueron alternando sin descanso Barcelona (seis títulos) y Real Madrid (tres).

Una semana más tarde, el 24 de mayo, el Atlético se enfrenta en la final de la Champions en Lisboa al Real Madrid, el equipo más laureado de la competición con nueve títulos. Los rojiblancos sólo estuvieron en una final, la que perdieron justo hace 40 años ante el Bayern Múnich.

Para alimentar el sueño del doblete, Simeone forjó un equipo de guerreros que cautivó a su hinchada y cada semana se empeñó en desmentir a quienes pronosticaban una caída que nunca llegó. Pero también está el riesgo de que pierda los dos partidos y se quede sin nada. Entonces, su temporada será recordada durante un tiempo, quizá unos pocos años, pero a medio plazo sólo quedará qué equipo se llevó los títulos. Y, si acaso, el que los perdió. Si el Atlético no gana alguno de los trofeos que ahora se juega, se recuperará su viejo alias de Pupas, una forma de definir a quien le suceden malos acontecimientos repetidamente.

La ventaja que tiene el conjunto rojiblanco sobre Barcelona y Real Madrid es que tiene dos balas, mientras que sus rivales se lo jugarán todo a un solo disparo. Es el beneficio que consiguieron Simeone y sus hombres después de una temporada sensacional a la que sólo le falta la rúbrica, los títulos, lo que queda en los libros de historia y por los que luchará un equipo que ha devuelto la ilusión a su afición.

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