El Valencia se impuso por la mínima al Atlético de Madrid en el primer envite de su eliminatoria pero dejó escapar una buena oportunidad de dejar encarrilado su pase a las semifinales, pues se mostró superior, aunque sin pegada, ante un rival que jugó 65 minutos con un futbolista menos.

Con la novedad de Maduro en el banquillo, el Valencia arrancó algo atenazado por los nervios ante un Atlético plagado de bajas y que le presionaba muy arriba. Sin un dominador claro, los acercamientos a las áreas eran más a balón parado. Así, al cuarto de hora, Villa mandó al travesaño un lanzamiento directo de falta y, poco después, el mismo jugador realizó otro lanzamiento directo que se le escapó a Falcón aunque fue desviado a córner in extremis por un defensa.

El partido era típico copero, bronco y con numerosas faltas y, aunque comenzó permisivo, Clos Gómez sacó su fusil tarjetero y en apenas unos minutos había sacado seis amarillas y había expulsado a Motta, que en dos minutos vio una cartulina por una reyerta con Caneira y otra por una dura entrada a Villa. Con inferioridad numérica y ante un rival crecido, los nervios afloraron en el Atlético, que superada la media hora vio cómo un disparo seco de Silva, que aprovechó una dejada perfecta de Pablo tras un córner, se alojaba en las mallas. El gol avivó al Valencia, que buscaba la sentencia ante un Atlético tocado.

Arrancó la segunda parte con la misma pinta pero pronto el Valencia tuvo un contratiempo en la lesión de Baraja, que sufrió un pinchazo y obligó al debut de Maduro. El partido iba en una única dirección: hacia el área de Falcón, pese a las entrada tras el descanso de Forlán, pero el Valencia no remataba la faena. Pero el protagonismo era para el tándem Vicente-Villa que protagonizó las mejores jugadas, encaraban, recortaban, se colgaban balones, disparaban de lejos pero no encontraron el camino del gol.