Estoril - Sevilla · la crónica

En Europa gana siempre (1-2)

  • El Sevilla inicia la fase de grupos igual que en las eliminatorias previas, con otro triunfo, esta vez ante el Estoril. Los blancos sufrieron al final a pesar de sus claras ocasiones.

Nuevo triunfo del Sevilla en su brillante caminar europeo hasta el momento. Igual que en las dos eliminatorias previas, el conjunto de Unai Emery se lleva de Estoril otra victoria, que en esta ocasión equivale a tres puntos importantes para arrancar esta fase de grupos. Pese al susto final que solventó Javi Varas en un cabezazo a bocajarro de Bruno Miguel, los más de dos mil seguidores nervionenses se fueron de la localidad costera portuguesa con la sonrisa en sus rostros. No en vano, los blancos ganaron porque fueron tremendamente superiores a un cuadro portugués que le puso toda la voluntad del mundo, pero que está muy lejos en lo referente a calidad de los nervionenses. 

La sensación de superioridad de los sevillistas iba a ser absoluta desde el minuto uno. Unai Emery, esta vez sí, optó por colocar a la pareja de medios centro que tiene en la plantilla con más poderío físico. Eran M'Bia e Iborra quienes saltaban al campo desde el inicio dentro de un equipo en el que seis de sus hombres no habían sido titulares el pasado sábado en el Camp Nou. El técnico nervionense, por tanto, refrescaba a los suyos y proponía una alineación fuerte, tremendamente equilibrada y con la idea de buscar la velocidad arriba para hacerle daño al rival. 

Y no le iba a salir mal la jugada táctica a Emery. El Sevilla, apoyado por su ruidosa afición, se hacía dueño del juego con prontitud y lo raro fue que no tuviera un par de goles de ventaja cuando se alcanzaba el ecuador de este primer acto. Bacca, particularmente, y Marko Marin debieron hacer buenos los excelentes servicios de Vitolo y de Rabello para haber adelantado al conjunto que ayer lucía la indumentaria blanca , pero no acertaron con la portería, unas veces por querer buscar casi la perfección y otras por simple confianza en un golpeo del colombiano prácticamente a puerta vacía que salvó Mano en última instancia. 

El Sevilla era superior y se sentía como tal en el campo. Permitía al rival que sobrepasara la línea de centro para allí robar una y otra vez por la fortaleza de sus medios centro, quienes no dejaban jamás a los rivales alcanzar las zonas más peligrosas con ventaja. Es verdad que la pelota era recuperada por Alberto, Rabello, Vitolo o por los centrales, pero el origen de esas situaciones se situaba la mayor parte de las veces en el dúo M'Bia-Iborra. 

A partir de ahí, de ese equilibrio tan necesario en cualquier equipo, se cimentaba el control de la situación. El resto era esperar a que la calidad se acabara imponiendo una vez que el Sevilla sobrepasaba el centro del campo. Debió hacerlo bien prontito, pues en el minuto nueve ya ponía Vitolo de gol a Bacca, pero el colombiano buscó su gesto técnico preferido, le pegó al balón con el empeine en busca de colocarlo en el otro palo. Se topó con Vagner, sin embargo. Después sería Marko Marin quien dirigiría sus miras al poste contrario y se le fue la pelota por poco. Hasta que llegó una espectacular jugada sacada desde Javi Varas, con varias combinaciones y culminada por Vitolo con un regate espectacular al meta Vagner. El canario le dio el gol en bandeja a Bacca y éste hizo lo que dictaminan los cánones del delantero, mas no esperaba que Mano llegara tan pronto en la cobertura por la derecha. 

El Sevilla había desaprovechado tres opciones clarísimas para llevar al marcador su superioridad y eso provocó que el Estoril comenzara a reaccionar. Lo hizo más por voluntad que por otra cosa, pues Javi Varas nunca fue exigido en esa fase. 

Después del intermedio el Sevilla seguiría con su intención de dominar el juego y Marko Marin volvió a tenerla no más comenzar, pero la humedad junto al mar provocaba más cansancio del debido y los blancos ya no lo tendrían tan fácil hasta el final. El Estoril comenzaba a marcar su ritmo de juego, pero el fútbol tiene esas paradojas y entonces fue cuando Vitolo sí acertó en una espectacular jugada de Marko Marin. Ventaja visitante y ya era cuestión de saber manejar la situación, aunque nada más lejos de la realidad. Defensa horrible de inmediato y empate otra vez. 

Emery entendió ahí que era necesaria la segunda unidad, la calidad de Rakitic y Gameiro en definitiva, y éstos se encargarían de dejar la papeleta resuelta, con una definición perfecta del francés. El Sevilla, sin embargo, volvería a sufrir por no saber concretar las oportunidades tan claras que tuvo y hasta debió darle las gracias a Javi Varas sobre la bocina. Pero ganó, en Europa siempre gana.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios