OSASUNA | BETIS · el otro partido

Fútbol casto y puro

  • El guardameta extremeño del Betis lideró la victoria de un equipo que se rebeló tras una semana convulsa · Nada exógeno maniató a un grupo centrado en jugar

En semana de botellazo, cárcel, suspensiones, multas y demás ignominias, el Betis sacó su frenesí para doblegar a Osasuna en Domingo de Resurreción, lo que significó la ruptura con todo lo anterior y la eclosión del fútbol casto y puro de los verdiblancos. Ni la nieve, ni Velasco Carballo, ni la presión ambiental de la grada osasunista ni la amenaza del emergente Kike Sola al que Chaparro ya le gana el average... Nada de nada, solo fútbol en el Reyno de Navarra, donde el Betis resurgió con fuerza para un caminar más firme por la élite del fútbol, por ésa en la que se tambalea debido a desmanes endógenos y exógenos.

Aun así, quedan secuelas, que ya se verá si graves, para el partido del próximo sábado frente al Barcelona,quién sabe si en Heliópolis, en La Cartuja o en cualquier otro estadio de la geografía andaluza. Antes de cumplirse el primer cuarto de hora, Fernando Vega vio la tarjeta amarilla por una alevosa entrada sobre Plasil, el checo que llegó de ese Mónaco frente al que el Betis visó su pasaporte para la Champions, aunque él no jugase ni un solo minuto en esa eliminatoria.

Una tímida zancadilla de Arzu a Kike Sola cargó al nazareno también con la quinta amonestación de la temporada. Ambos, el de Arahal y el de Dos Hermanas, no se vestirán de corto ante el conjunto azulgrana.

En consecuencia, se reveló prontamente como acertada la estrategia de Chaparro de dar entrada a Ilic y reservar a Damià, el hombre que cerraba el trío de apercibidos en verdiblanco y que, en principio, parece destinado a ocupar el lateral izquierdo ante el conjunto de Frank Rijkaard.

Muchas miras estaban puestas en el comportamiento de los Indar Gorri tras el ominoso botellazo sufrido por Armando ocho días atrás en Heliópolis y los hinchas más ultras de la causa rojilla apenas hicieron honor al significado de su nombre en Euskera: fuerza roja. Paradojas del destino, esta Navarra a la que sus fueros excluyen del País Vasco goza del único equipo de Primera División cuyo nombre se escribe en el idioma autóctono de los vascuences. Osasuna, traducido al castellano, sería salud, vigor... valores muy arraigados desde casi su fundación en el combinado rojillo, un clásico de Primera en la última década que encuentra sus hitos goleadores frente al Betis: 6-0 en la temporada 36-37, a ese Betis descosido por la Guerra, y el 0-5 del 9 de junio en Heliópolis que dio la alternativa a Chaparro.

Así que mucho grito en la grada baja de los Indar Gorri y un sinfín de papelillos sobre la portería que los cobija y que habitualmente estrena el guardameta visitante. Pero poco más, excepto algún cántico irreproducible sobre el Betis. Y nervioso delante de esta incómoda hinchada Casto, que retomaba los palos y vio cómo Monreal zarandeaba su larguero a los seis minutos. Pronto se rehízo el extremeño sacudiéndose los nervios y los fríos a la par. Complicado lo va a tener Ricardo ante un futbolista, que los porteros también lo son, que se ha venido arriba y ofrece mejores prestaciones que el portugués, a quien nadie presionó cuando alegó su dolencia en el hombro quizá porque su relevo andaba ya cercano.

El mismísimo Casto cerró la trabajadísima victoria del Betis con una intervención magistral a taconazo de Plasil tras un extremado alargue de otro valiente ayer: Velasco Carballo.

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