Juan Manuel Fernández Quiles jugador del CB SODERINSA RINCONADA

Ganarse el puesto y ser un referente

Juan Manuel Fernández Quiles nació hace 22 años en San José de la Rinconada, tierra de raquetas y volantes en la que se han festejado la friolera de 10 títulos de División de Honor. Como muchos otros niños del pueblo, el protagonista de esta historia tuvo su primera toma de contacto con el bádminton en la escuela deportiva municipal y, apenas tres meses después, el Soderinsa Rinconada lo llamó para que entrenara en sus instalaciones. Aquel fue el inicio de un idilio que se mantiene a día de hoy y que, todo parece indicar, así seguirá en el futuro.

"El bádminton es un deporte muy completo, en el que no sólo cuenta el físico y la técnica. La cabeza también es muy importante", explica Juan Manuel, quien desde el principio se sintió atraído por el ambiente familiar y cercano que reinaba en las instalaciones de su club, donde la competitividad jugaba un papel destacado, pero siempre entendida de manera sana.

Pasaron los años y Fernández fue creciendo como jugador y como persona en la cancha del Soderinsa. Hasta que se planteó un cambio de aires. "A los 15, la Federación Española me ofreció irme a la Residencia Blume de Madrid. En aquel momento no me vi preparado para ello y preferí esperar. Me mudé a los 16 y allí terminé el bachillerato y cursé el primer año de la carrera de Ciencias de la Actividad Física y Deporte", recuerda Juan Manuel.

El cambio, no lo niega, fue bastante duro, pero pronto se acostumbró a su nueva rutina, a las clases por la mañana y por la tarde, compaginadas con largas sesiones de entrenamiento, y a la convivencia con otros muchos jóvenes procedentes de todas partes del país. "Cuando quieres llegar lejos en tu deporte siempre se te plantea la opción de irte a la Blume. Casi todos soñamos con ir", apunta.

No obstante, el sueño hecho realidad acabó siendo un poco menos atractivo de lo que fue en un primer momento. "Cuando empecé la carrera, la universidad no se adaptaba a mis entrenamientos. Estaba muchas horas en el pabellón y apenas me quedaba tiempo para ir a clase y estudiar. Llegó un momento en el que mi cabeza sólo pensaba en bádminton y me saturé un poco", revela el rinconero, quien deshizo el camino andado -aunque con la maleta cargada de aprendizaje y experiencias- y volvió a casa. Su familia y amigos y su club de toda la vida lo aguardaban con los brazos abiertos.

Juan Manuel tuvo que ganarse su puesto en el primer equipo y lo consiguió. La temporada pasada ya dejó constancia de su potencial. Su destreza se tradujo en victorias, al tiempo que la exigencia de la liga regular lo curtió como deportista, tanto en el aspecto físico como en el mental. De ahí que afrontara la temporada 2013-14 cargado de ilusión. "En el bádminton es muy importante crear un buen ambiente de equipo y, en cierto modo, Laura Molina y yo nos vimos con la responsabilidad de tirar del carro, de crear ese ambiente", declara Fernández, quien define estos meses como "muy emotivos" y en los que el equipo ha ido "de menos a más".

Cuando se le pide que elija un solo instante de todos los vividos -tarea, por otro lado, nada sencilla dado el bagaje del que dispone- Fernández destaca las semifinales contra el CB Paracuellos-Torrejón, en las que lograron remontar el resultado adverso de la ida, 5-2. "Yo jugué el último partido y si ganaba, ese era el punto decisivo para poder estar en la final. Fue muy emocionante", rememora.

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