Olimpismo l Juegos de Pekín 2008

Hablar de política deja sin medalla

  • Un artículo de las reglas olímpicas habla de descalificación si se trata este tema

Hay una espada de Damocles sobre los atletas participantes en los Juegos de Pekín: serán descalificados si se manifiestan políticamente. Así de clara es la carta olímpica en el artículo 51. Sin embargo, las interpretaciones sobre la aplicación son diversas.

¿La descalificación significa la pérdida de una medalla como pena más dura o sólo el retiro de la acreditación y la exclusión de los Juegos? Incluso prominentes miembros del Comité Olímpico Internacional (COI) se muestran desconcertados al respecto. Y todo mientras desde el mundo de la política aumentan las voces en favor de que se realicen protestas durante los Juegos para reclamar por la situación de los derechos humanos en China.

La carta olímpica prohíbe "cualquier manifestación política, religiosa o racista, o propaganda, en instalaciones olímpicas". La cuestión es: un campeón que durante la ceremonia de medallas exhiba una camiseta con la inscripción Free Tibet, ¿perderá la medalla de oro o sólo será excluido de futuros Juegos? Sea cual fuere, la decisión deberá ser tomada por el comité ejecutivo del COI, y será vinculante.

La sueca Gunilla Lindberg no supo aclarar el asunto. "No sé exactamente qué consecuencias traería algo así", dijo la vicepresidenta del COI. El alemán Walther Troger, durante años presidente del Comité Olímpico Alemán y en los últimos 19 miembro del COI, ofreció la siguiente interpretación: "Si un atleta gana una medalla sin violar las reglas de la competición, ya no se le puede quitar la presea".

Casi 40 años después del precedente más famoso de una protesta política en los Juegos, el asunto es hoy omnipresente. En México 68, los velocistas estadounidenses Tommie Smith y John Carlos elevaron desde el podio sus puños al cielo cubiertos con guantes negros. Nacía el black power. Fueron expulsados de inmediato de la villa olímpica, aunque mantuvieron sus medallas.

Thomas Bach, vicepresidente del COI, fue meridianamente claro en una entrevista con el diario Tagesspiegel: "No queremos que durante la ceremonia inaugural los deportistas exhiban en el estadio retratos de sus líderes políticos o que se promocionen dictaduras". "Nuestros atletas son ciudadanos adultos que deben formarse su propia opinión y manifestarla en el marco de las reglas", precisó Michael Vesper, jefe de misión del equipo alemán.

Algo de eso hizo el serbio Milorad Cavic la semana pasada durante los campeonatos europeos de natación en Eindhoven, aunque en su caso quebró las reglas al vestir en el podio una camiseta con la leyenda Kosovo es serbio.

Hay alemanes que piden ir más lejos, como Gunter Nooke, responsable de derechos humanos en el Gobierno germano. "Si el COI otorga la sede de los Juegos a países como China o Rusia, entonces debe autorizar a los deportistas a manifestarse políticamente y dejar de amenazarlos con las consecuencias que ello pueda acarrear", reclamó. Y en ese sentido parecen ir en los últimos días algunos políticos europeos con sus manifestaciones.

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