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Inzitán nunca más

  • Sanidad suspende su prescripción y dispensación

Inzitán nunca más

Inzitán nunca más

Quién no se ha puesto nunca una ampolla de inzitán? Esa es la pregunta que me hago después de conocer la noticia en la que Sanidad suspende la prescripción y dispensación de inzitán desde el 30 de diciembre de 2017. Inzitan se autorizó en España en 1968 y contiene la asociación de dexametasona, tiamina, cianocobalamina y lidocaína. Sus indicaciones actuales son el tratamiento sintomático de la patología aguda dolorosa (lumbalgia, ciática, lumbociática), así como neuritis y polineuritis. Es el único medicamento disponible de administración parenteral que contiene esta asociación y no está autorizado en ningún otro país de la Unión Europea. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) informó suspensión de la comercialización de Inzitán tras la recomendación del Comité de Seguridad de Medicamentos de Uso Humano (CSMH) de la AEMPS, y a solicitud del titular de la autorización de comercialización. Las conclusiones de esta revisión fueron que en los últimos años se ha observado un incremento en el número de notificaciones de sospechas de reacciones adversas graves de tipo alérgico (fundamentalmente shock anafiláctico, angioedema y dificultad respiratoria) asociadas a su administración. Asimismo, se ha concluido que la evidencia científica actual no apoya su uso para las indicaciones recogidas en la ficha técnica.

¿Es acertada la suspensión?

Pues es una buena pregunta. Imaginen los cientos de miles de personas que han sido tratadas gracias a este potente fármaco. Era la típica inyección que era prescrita ante un cuadro de lumbalgia aguda que no cedía con los antiinflamatorios convencionales. Y ciertamente que a los médicos nos ha dado un magnífico resultado. Vamos a analizar los componentes de dicha medicación:

-DEXAMETASONA: es un corticoide potente que realmente es el que tiene el efecto antiinflamatorio y seguramente sea el que provoca la mejoría, reduciendo la inflamación del disco intervertebral o del nervio que ha sido irritado por un esfuerzo, dando como resultado la lumbalgia.

-TIAMINA y CIANOCOBALAMINA: La tiamina es una vitamina, también llamada vitamina B1. La vitamina B1 se encuentra en muchos alimentos como la levadura, los granos de cereales, los frijoles, las nueces y la carne. Se utiliza a menudo en combinación con otras vitaminas B y se encuentra en muchos productos de vitamina del complejo B. El complejo de vitamina B generalmente incluye la vitamina B1 (tiamina), la vitamina B2 (riboflavina), la vitamina B3 (niacina/niacinamida), la vitamina B5 (ácido pantoténico ), la vitamina B6 (piridoxina), la vitamina B12 (cianocobalamina) y el ácido fólico. Se supone que el uso de este grupo de vitaminas son útiles para actuar sobre el tejido neurológico ya sea a nivel central (cerebro) como a nivel periférico (raíces nerviosas y nervios de extremidades). Se usan en neuritis y cuadros inflamatorios que provocan lesiones en los nervios como atrapamientos, diabetes, para aumentar la capacidad de aprendizaje; para aumentar la energía; para luchar contra el estrés; y para prevenir la pérdida de la memoria, incluyendo la enfermedad de Alzheimer.

-LIDOCAINA: Es un anestésico local cuya función se debe al bloqueo de los canales de sodio en las céluas. Su uso fue muy extendido hace años para numerosas indicaciones sobre todo pequeñas intervenciones o cirugías dentales. Sin embargo, su toxicidad a nivel cardíaco ha restringido mucho su uso y es sustituida por otros fármacos con menor riesgo y mayor vida media en la zona donde se usa.

La unión de estos tres grupos de fármacos es lo que ha podido desencadenar la serie de efectos secundarios tan importantes. El tratamiento con inzitán consistía en una ampolla intramuscular cada 24 horas, una caja de ampollas que trae 6 unidades. Si el paciente continuaba con dolor, entonces se prescribía una segunda caja de ampollas, pero en esta ocasión una cada 48 horas. Era muy frecuente la llamada de pacientes a la consulta advitiendo que tras la tercera o cuarta inyección, han notado enrojecimiento de mejillas, traquicardias y otros efectos como la subida de azúcar en el caso de ser diabético o descontrol de la tensión arterial si se padecía de hipertensión. Pero estos efectos secundarios se solían controlar perfectamente una vez se suspendía la medicación. Algo ha debido ocurrir últimamente como para que Sanidad se plantee la retirada de esta medicación. Quizás el abuso en cuanto a la indicación y que no sea usado inzitán únicamente para las lumbalgias o neuropatías sino que ya se han usado para dolores más o menos cotidianos como los dolores de rodillas o de tobillo. Otra razón puede ser el exceso de exposición de un mismo paciente, es decir, con cada dolor de espalda el paciente se trata con inzitán y así varias veces al año por lo que el organismo se sensibiliza y llega el momento en el que se produce una reacción alérgica como las que se han argumentado para la suspensión como la dificultad respiratoria o angioedema en el que el rostro se enrojece y se inflama provocando tal inflamación de párpados o vías respiratorios que se cerraban impidiendo incluso la entrada de aire hacia los pulmones.

Los médicos deberemos encontrar los sustitutos adecuados para tratar el abanico de enfermedades que hasta ahora se han tratado con inzitán. Ya se sabe la primera norma de la medicina, curar pero no hacer daño.

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