Poniéndole la media verónica a una polémica absurdamente surgida de la nada, Marcelino lanzó esta semana una frase con toda la retranca y crecido por el bulo en sí porque siempre lo agradecerá su caché. "Jiménez puede dormir tranquilo", zanjó. Pero como a la hora de la verdad el que habla es el balón, el entrenador del Racing subrayó sus palabras poniendo a pelear su planteamiento con el que ahora mismo es el técnico del Sevilla y Jiménez le ganó 10-0 a su competidor. El Racing empezó basándose en una fuerte presión muy atrás en la que él mismo se ahogó y sólo inquietó a balón parado. El de Arahal acertó apelando a esa ley que dice que cuando sale Chevantón algo -bueno o malo- pasa.

Defensa

Escudé es quien manda templar desde el principio mientras Mosquera alternaba gestos positivos en la anticipación como negativos al quitársela de encima como si jugara con Colombia. La primera parte pasó sin apuros si no contamos alguna situación tímida de peligro por desliz de Daniel, de Dragutinovic o del propio Mosquera. Luego volvió la cruz en un córner. Escudé no llegó, pero quizá quien no saltó bien fue Kanoute.

Ataque

El son de Maresca fue el que puso calma en un inicio aturrullado por la presión agobiante pero muy retrasada del Racing. Cuando el italiano levantó un par de veces la barbilla y sus compañeros le leyeron las intenciones las carreras que había ordenado Marcelino fueron cada vez más careciendo de sentido y yendo a lo loco. El efecto fue un porcentaje de posesión abrumador para el Sevilla (78-22) y el once local siempre en el área rival. Diego Capel iba eliminando enemigos y la apuesta por la revolución con Chevantón no pudo salir mejor.

Virtudes

La calma y el son que da Maresca...

Talón de aquiles

Otra vez la estrategia defensiva.