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Lissavetzky decidirá

  • El partido ante el Barcelona se jugará en la Cartuja salvo que el CEDD otorge al Betis la suspensión cautelar de la sanción · La FEF apostó por este estadio tras negarse el club verdiblanco a designar uno

La Federación Española de Fútbol sigue mostrándose inmisericorde con el Betis, al que ayer obligó a jugar frente al Barcelona en el Estadio de la Cartuja. Tras recibir un documentadísimo comunicado del club verdiblanco, en el que éste, alegando numerosas razones, se declaraba incompetente para elegir un escenario alternativo a Heliópolis, Ángel Villar y su Comité de Competición tomaron una decisión sin esperar a que decidiese hoy Apelación ni siquiera hacer referencia al posible fallo de éste.

Tras conminar la FEF al Betis a designar un estadio, éste envío ayer un escrito en el que argumentaba, entre otras cosas, que la inmediatez en el cumplimiento de las sanciones no se inicia hasta "agotarse la vía administrativa", cosa que en este caso no ha ocurrido. Igualmente, el Betis alega que aún se desconoce si el partido será declarado de alto riesgo (se conocerá hoy) y no entiende "la fijación de la FEF" en cerrar su recinto. Es por ello que el club "declina responsabilidades de orden público ni deportivo-competicional", al considerar la decisión de carácter privado e indica que "la FEF deberá asumir los riesgos que tan ilegal medida origine".

Tras este elaboradísimo escrito aquí extractado y enviado a la FEF por fax a las 14.20, el organismo deportivo respondió al Betis a las 18.59 con unas escuetas líneas que sólo notifican que el Estadio de la Cartuja es el designado y, como posible campo alternativo, el Vicente Calderón. "Sin matiz ninguno", declaraba indignado el jefe de los servicios jurídicos del Betis, Manuel Castaño, a Canal Sur Radio media hora después de conocer la noticia, ya que éste esperaba una coletilla haciendo alusión a que Apelación había de pronunciarse hoy sobre el recurso que el Betis enviará a mediodía contra la sanción.

"El recibo de este documento es indignante desde el punto de vista jurídico; no podemos entender cómo se está adelantado a la resolución que Apelación va a tomar. Se nos está diciendo que el Comité de Apelación va a rechazar nuestro recurso. Es intolerable y vamos a ponerlo en conocimiento del propio comité y pedirle a sus miembros, que son grandes juristas, que no se dejen convertir en el brazo armado de la FEF y que respeten los derechos de la afición del Betis", añadió Castaño.

Pero el Betis no se da por vencido. "Que sepan los comités de la FEF que aún hay jueces independientes en España y que esto es una cacicada y algo muy grave y sin precedentes en el fútbol español. Vamos a ir a la justicia ordinaria la semana que viene porque tenemos que agotar la vía deportiva y hay que acreditarlo, y nos faltan Apelación y el CEDD", apostilló Castaño.

Empero, en el club existen esperanzas de que Jaime Lissavetzky, presidente del Consejo Superior de Deportes, del que depende el CEDD, pueda aconsejar la suspensión cautelar de la sanción mañana para quedar por encima de Villar en la mala relación que mantienen aunque, posteriormente, el Betis deba cumplir su sanción íntegramente, ya que el propio secretario de Estado es el principal adalid en la lucha para erradicar la violencia.

Incluso el presidente de la Federación Andaluza, Eduardo Herrera, que envío un escrito de queja a Villar, afirmó que le "parecería de extrema gravedad que no se suspenda la sanción hasta la resolución que dicte el órgano superior". El directivo de la territorial entiende que se ha producido con el Betis "un agravio comparativo en relación con idénticas -y aún más graves- acciones realizadas en campos de otros clubes".

"Me consta que los equipos jurídicos del club tienen formalizados recursos que culminarán ante el Comité Español de Disciplina Deportiva, pero su resolución llegará cuando se haya jugado el Betis-Barcelona", agrega la carta de Herrera, quien añade: "Parece que se ha elegido al Betis como chivo expiatorio para servir de escarmiento con medidas ejemplarizantes. No en vano, la medida de dar el partido por terminado cuando faltan tantos minutos es nueva en el panorama de la Primera División y, por supuesto, absolutamente desproporcionada".

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