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Lopera no se dignó ni a verlo

  • El máximo accionista no acudió al palco y el público coreó el 'Lopera, vete ya'

En un equipo invisible, salvo para los 25.000 fieles que acudieron a Heliópolis, se ha convertido el Betis por obra y gracia de Manuel Ruiz de Lopera, empeñado en echarse otro puñado de euros al bolsillo en su eterno conflicto con las televisiones. Y, precisamente, el máximo accionista no tuvo los arrestos suficientes para acudir al palco del estadio que lleva su nombre, por lo que se quedó sin ver el estreno de su equipo.

Quizás Lopera, autor material de la confección de la plantilla, era conocedor del espectáculo que se le brindará a los béticos cada 15 días y de ahí su decisión de no acudir al estadio. O, quizás, el máximo accionista tomó la misma elección que 10.000 béticos que prefirieron apurar el último fin de semana en las playas y permaneció en Marbella, su centro de operaciones en las largas jornadas estivales. ¿O no eran casi 35.000 abonados los que el Betis se había encargado de pregonar durante las últimas semanas?

Pero los béticos sí hicieron presente a Lopera en el estadio con su protesta. Nada más producirse el segundo gol verdiblanco, la grada entonó su clásico "¡Lopera, vete ya!", para hacerle ver al máximo accionista que no se olvidan las afrentas de los últimos tiempos, pese a que luego se esté con el equipo. Y es que lo más positivo del arranque de campeonato vuelve a tener como protagonista al único activo del club, incansable cada temporada, pese a los desplantes y el maltrato que llega desde la calle Jabugo. La fiel infantería verdiblanca recibió al equipo con honores y celebró el gol de Juanma con espíritu de redención. Pese a que el Betis ofrece poco, el bético se olvida de todo y se centra en lo único que le importa, defender los colores de su equipo, independientemente de la categoría en la que milite. Bien haría Lopera, si aún es capaz de mirar más allá del dinero, en tener un detalle con los béticos y mantener a Sergio García en el equipo.

El delantero catalán, al que en el mercado se le sigue moviendo a pesar del discurso oficial del club en las últimas semanas, es el único motivo alentador del equipo. Ofrece algo diferente en cada movimiento y siempre se intuye el peligro cuando el balón parte de sus botas. A eso se agarra el Betis de Tapia para conseguir un proyecto de ascenso.

Lopera, pegado al transistor y al teléfono móvil, siguió desde la distancia el debut del Betis en su año de purgatorio. No se dignó a pasarse por Heliópolis y a tomar el mando de un equipo que hace tiempo que perdió la brújula. A los béticos les tocará purgar las penas en el infierno de la Segunda, sin televisión de por medio, con pocos argumentos que eleven la autoestima y sin su máximo accionista haciendo frente a la situación. Ésa es la condena lanzada desde Jabugo.

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