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Maciá ya es historia en verdiblanco

  • El valenciano, tras firmar el finiquito por medio millón de euros, dejará de ir por el club. Haro sigue en la idea de oficializarlo tras el derbi Un año de fracaso total.

Lo que se viene anunciando desde hace meses, que Eduardo Maciá había fracasado en toda regla y que su futuro se complicaba porque ya hasta el consejo dudaba de él (la primera información se publica en estas líneas el 5 de enero), se hizo carne ayer, cuando Radio Marca anunció que el director deportivo del Betis ya había firmado su finiquito con el club, ya que así lo había comunicado éste a gente de su entorno y que, además, explica que Ángel Haro comentase anteayer que desvelaría los planes deportivos de futuro tras el derbi, como sigue siendo su intención y como no hubiese hecho de no tener ya la firma de Maciá sobre un documento, acto que unos fechan en ayer mismo y otros en el pasado lunes, de ahí que el valenciano no acudiera ya a la comida de hermandad de la Feria.

Lo que no tiene vuelta de hoja es que Maciá, fichado a bombo y platillo el 8 de abril de 2015, no ha hecho sino fracasar en el Betis. Eso y sólo eso, pese a que sea cierto que parte de la prensa lo caló enseguida (a él, a sus colaboradores y a los futbolistas que firmaron), ha provocado su salida del Betis. Aunque, claro, tamaño fiasco, se deba a múltiples razones.

 

Futbolistas sin rendimiento

 

La mala planificación de la plantilla ha sido notoria. Por causas de una edad elevada, de un estado físico inapropiado que ha derivado en múltiples lesiones o, simplemente, de no tener la suficiente calidad para jugar en Primera División ninguno de los futbolistas fichados ha triunfado en el Betis, que ha tenido en Adán, N'Diaye y Rubén Castro a sus mejores hombres.

 

Los únicos dos que han resultado interesantes son Musonda y Montoya y ambos han llegado en invierno como cedidos. Del resto, ninguno se ha revalorizado en el Betis, algo de lo que presumía Maciá en sus negociaciones para firmar hace justo un año.

 

Ahora, indemnizaciones

 

Siendo un problema que, salvo Adán y Dani Ceballos (ambos anteriores a Maciá), ningún jugador esté hoy en el escaparate para una buena venta (la renovación del guardameta sí la hizo él en noviembre y dejó la cláusula de rescisión en 10 millones de euros), es de mayor calado las indemnizaciones que casi seguro deberá acometer el club para dar de baja a Van der Vaart, Digard e incluso Westermann y Joaquín, futbolistas con fichas altísimas que, difícilmente, cuenten para el nuevo proyecto.

 

El mercado de invierno

 

Siguiendo con los futbolistas, y pese a los aciertos con Musonda y Montoya, la línea de fracaso de Maciá prosiguió en enero. El club le pidió que limpiase la plantilla y no fue capaz de sacar a futbolistas con alto coste como Van der Vaart ni Digard, pero además prácticamente regaló a Rennella al Valladolid, ya que tampoco fue capaz de convencer al Norwich de que volviese a hacerse cargo de Van Wolfswinkel.

 

Damiao colmó la paciencia

 

La gota que colmó el vaso de la paciencia fue el fichaje de Leandro Damiao, el enésimo futbolista que llegó lejos de forma a hacer una pretemporada en el Betis. El brasileño fue una apuesta personal de Maciá, quien a última hora convenció a Ángel Haro cuando el consejo de administración había abortado días antes la operación por tener algunos de sus miembros informaciones muy negativas sobre el futbolista, los pagos, su polémica con el Santos en Brasil...

 

El presidente aceptó al final un préstamo por un millón de euros y el atacante aún no ha justificado nada. Pero lo peor con las suspicacias que ha despertado la operación, como otras realizada a través de intermediarios muy vinculados a Maciá.

 

Sin entrenador suplente

 

Cuando Pepe Mel se dio cuenta con quién se estaba jugando los cuartos, Maciá fue a por él y aprovechó que llegaron dos malos resultados para destituirlo. El problema es que luego nunca tuvo un sustituto. Lo apostó todo a Juande Ramos y perdió, de ahí que la interinidad de Juan Merino se convirtiese en una contratación definitiva.

 

El equipo de trabajo

 

El danés Jakob Friis-Hansen, la griega Vasiliki Pappa, el portugués Paulo Menezes, Carlos Vargas, Adrián Espárraga... Los colaboradores de Maciá, amén de Alexis, Stosic, que regresó con él, forman una ONU parecida a la plantilla. Un equipo que fue tildado en el club de fantasma, porque salvo los últimos, a los demás nadie los conocía. Junto a ellos, intermediarios que han trabajado muy cerca de Maciá durante su estancia en el Betis.

 

Desconfianza grande

 

Estas actuaciones, más los casos de Rennella, Damiao y el entrenador llenaron de desconfianza a Haro, quien no esbozó una sola sonrisa durante la presentación del brasileño. La relación, a raíz de todo, se fue enfriando y haciendo más complicada entre los dos, pero ya no había vuelta atrás. Las dudas eran de tal calado que ya a principios de febrero fueron advertidas por el personal del club.

 

Relaciones complicadas

 

Al igual que tras el aterrizaje de Maciá con plenos poderes, no le faltaron a éste aduladores dentro y fuera del club, nada más saberse que el valenciano estaba más fuera que dentro, sus relaciones en el club se complicaron. Alexis bajó al césped con Merino, otros, sencillamente, dejaron de alternar con él y la unión que había entre todos los ejecutivos se resquebrajó.

 

Haro, en sus primeros días como presidente, ya que antes iba menos por el club, fue tomando nota del ambiente y hay quien asegura que habrá más cambios en la estructura interna.

 

La cantera, un desastre

 

Aun con el soporte del director de la cantera, Pedro Buenaventura, Maciá gozó de plenos poderes también en esta parcela, en la que el fracaso lleva camino de consumarse si el Betis B no logra la permanencia en Segunda B. El otro equipo señero, el primero juvenil, se halla a falta de una jornada a 8 puntos del Málaga y 13 del Sevilla, fuera, lógicamente, de la próxima Copa del Rey.

 

Medio millón para el adiós

 

Todos estos errores y la nula asunción de ellos por parte de Maciá, en público y en privado, más alguna frase que ha llegado a oídos de Haro han provocado que el finiquito ya esté firmado, tras un acuerdo por el que Maciá cobrará aproximadamente medio millón de euros, es decir, una temporada completa de las tres que tenía firmadas aún.

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