Las palmas· la crónica

Mayo florido y hermoso (1-0)

  • El Betis finiquita los deberes que ya tenía bien enjaretados con una lógica victoria frente a un Las Palmas con diez. Merino no se guardó nada y ganó gracias a sus vueltas de tuerca.

Marzo ventoso y abril lluvioso sacan a mayo florido y hermoso. Al refrán, aplicable a la primavera hispalense en 2016, acabó por abonarse ayer el Betis al abrochar definitivamente el mínimo objetivo que se había propuesto esta temporada: salvar la categoría. El logro, que no éxito, no es matemático, pero bien podría serlo mañana mismo o el próximo domingo en cuanto se den unos cuantos resultados. Lo que sí es una evidencia es que al Betis, seguramente, le sobrarán algunos de los 41 puntos que hoy ostenta en su casillero.

Merino fue fiel a su predicamento semanal. El técnico gaditano, desde el minuto uno al 90 fue con todo. Si reservó a Musonda durante la primera mitad sólo fue porque el joven belga asomó al partido con unas mínimas molestias musculares. Pero cuando tuvo que darle cancha se la dio, mantuvo a Dani Ceballos todo el encuentro aun a riesgo de que una amarilla lo dejara sin derbi, fatigó a Joaquín con 90 minutos cinco días antes de un derbi...

El entrenador del Betis apostó fuerte por ganar este partido y mandar a hacer puñetas la calculadora y acertó de pleno. Tres puntos y ni un solo contratiempo de cara a esa cita en Nervión con la que restañar mínimamente los arañazos producidos durante el curso en su traje más preciado: la afición heliopolitana. Si, además, el efecto de una victoria fuera como el causado por ese gol de Cristiano Ronaldo en el Barça, más de un bético hasta daría por aprobada una temporada paupérrima en cuanto a fútbol sobre el césped y otros menesteres que hoy no es día para analizar.

Es desconcertante Merino. Suma quince partidos esta campaña y alterna actuaciones sobresalientes como la de ayer con otras que hacen incluso dudar de su calidad como entrenador. Sin ir más lejos, en Balaídos anduvo torpe y retraído con los cambios. Unos días atrás, frente al Levante acertó de pleno con la entrada de Cejudo. Ayer, sencillamente, lo bordó, sin parar de agitar el árbol hasta que el fruto cayó ante semejante insistencia.

Claro que tanto Merino como el Betis recibieron la ayuda de Aythami, a quien con una tarjeta amarilla al borde del descanso no se le ocurrió otra cosa que derribar a Rubén Castro empujándolo con las dos manos en una jugada inocua porque él siempre iba a llegar al balón antes que el delantero canario.

Esa expulsión le allanó los caminos a un Betis que hasta entonces no había sido nada. Bueno, sí, un pelele viendo cómo jugaba su rival y sin la mínima capacidad de respuesta. El ordenadísimo y abierto 4-1-4-1 de Quique Setién se apoderó del balón a los tres minutos y los verdiblancos jamás hallaron la fórmula de desbaratarlo y sacar alguna contra precisa. Claro que para ello hacían falta velocidad y desborde y sin Musonda sobre el césped eso se vende muy caro por Heliópolis. Así, sólo los centros de Joaquín, cayendo a la derecha desde su repetida posición de mediapunta, y alguna conexión interior de Dani Ceballos incordiaron a Raúl Lizoain.

Pero la expulsión de Aythami empezó a abrir vías que Merino supo leer. El 4-4-1 con el que el técnico cántabro ordenó a los amarillos parecía un camino igual de difícil de desentrañar para los verdiblancos. Pero el técnico linense halló atajos, todos los que quiso y el reglamento le permitió.

La primera decisión de Merino fue cambiar un diésel por un gasolina. Musonda entró por Kadir y Las Palmas ya tuvo de qué preocuparse, máxime cuando, instantes después, repitió la jugada del día del Levante con la apuesta de Cejudo como lateral. Setién, que ya no quería el campo abierto, había mutado a Nili y Momo de banda para que fueran más interiores que extremos. Merino le devolvió la moneda.

Aun así, el Betis era previsible y tras los dos primeros centros de Cejudo, uno bien rematado por Bruno de cabeza, aquello necesitaba una nueva vuelta de tuerca. Fue entonces cuando Merino sacó su jaez de valiente. Cierto que el rival andaba con diez y fatigadito, pero el gaditano sacó del campo a Varela, dejó a su equipo con dos defensas, los centrales, y el auxilio de Petros y dio entrada a Van Wolfswinkel.

A esas alturas, el árbol estaba suficiente meneado, pero encima cambió luego a Joaquín y Musonda de lugar. El Betis, ahora sí, podía elegir camino: a diestra, por la siniestra, en los medios. Las Palmas ya estaba amorcillado en su campo cuando Dani Ceballos enhebró el pase de la noche sobre Van Wolfswinkel, quien, tras un excelente control y un gran remate, firmó un tanto balsámico que despeja definitivamente el horizonte por Heliópolis y permite al Betis llegar en su mejor momento a un partido en el que lo único que no importa son los puntos. Pero sí hay mucho en juego.

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