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Mejor irrumpir que estar

  • El dúo Banega-Iborra refleja el dinámico y eficaz juego de permutas

Volvió el Sevilla dinámico, agresivo y profundo de las dos últimas comparencias ligueras en Nervión, la noche ante el Málaga y la primera parte ante el Espanyol. De nuevo laterales largos, invitados a buscar la línea de fondo por unos mediapuntas con querencia a maniobrar por dentro, en este caso Reyes desde la derecha y Vitolo desde la izquierda, ambos a pierna cambiada para facilitar eso, la apertura al que sube la banda o el último pase al corazón del área, cuando no el tiro. Unas trazas ya conocidas en Emery. Pero esta vez ese dinamismo, esas permutas, se acentuaron con el baile entre Iborra y Banega. El primero actuaba en principio más cerca del ancla Krychowiak, con el argentino pululando más en tres cuartos de cancha. Pero cuando el Sevilla trasladaba la pelota a sus extremos, que fue en numerosas ocasiones, sobre todo a la derecha, el gigante valenciano trataba de descolgarse a zona de remate. El fútbol es sorprender, salir de lo previsible. Así se rompen los esquemas del contrario. Mejor irrumpir que estar. Mucho mejor.

Defensa

El Córdoba apenas arriesgó cuando pudo construir ataques estáticos. Ghilas estuvo demasiado entregado a su suerte. Y si bien el argelino ganó un par de forcejeos con Carriço en la primera parte, todo lo que pudo hacer fue ensayar un lanzamiento lejano con pocos visos de éxito. El peligro de verdad de los cordobesistas llegó en sendos lanzamientos a balón parado del Sevilla muy mal ejecutados: una absurda falta en corto entre Banega y Reyes en el costado izquierdo acabó con dos rematadores del Córdoba ante un solo defensor sevillista (30'). Un minuto después, un balón muy bombeado de Pareja al área en otra falta indirecta derivó en otra contra de los visitantes. Ahí acabó toda la inquietud para Sergio Rico.

Ataque

Aleix Vidal como lateral largo, con Reyes ofreciéndose para triangulaciones o paredes, derivó la mayoría de los ataques hacia el costado derecho. De allí surgieron decenas de centros, aunque muchos a las zonas inadecuadas. Bacca no anduvo muy ducho para el desmarque en busca de esos balones.

En la segunda parte, con más espacios, Banega se erigió en regista en toda regla, parando, templando y mandando. Se sintió a gusto el pibe tocando y abriendo. La roja a Krychowiak (73') ancló más a Iborra, quien, sin embargo, siguió yendo al remate a balón parado y marcó al fin.

Con el decorado ideal para el lucimiento, Deulofeu no aprovechó los pasillos al contragolpe hasta el área para reivindicarse.

Virtudes

El fútbol moderno exige que el futbolista salga de su posición inicial para generarse los espacios, las ventajas. Y eso lo hizo ayer el Sevilla de maravilla.

Talón de aquiles

Esa desconexión tras la roja a Ekeng y 2-0 en el marcador.

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