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Miki tiñe de luto el año de Guillén

  • El presidente cumple hoy 365 días en el cargo, orgulloso del trabajo realizado y aún muy afectado por el fallecimiento del jugador. "No cambiaría nada de este tiempo, sólo que él estuviese con nosotros".

Miguel Guillén cumple este viernes un año en la presidencia del Betis. 365 días que han dado para mucho y en los que este empresario de 44 años se ha desvivido por el club que lo eligió para este interinato al que no se le avecina un final, algo que, de otro lado, tampoco es que preocupe en exceso al beticismo.

La efeméride coge a quien comenzara el 13 de diciembre de 2010 como consejero para asuntos de marketing en Capri. El año ha sido intensísimo y Guillén ha vivido más en los aeropuertos que en el domicilio familiar. Entre los viajes propios de su actividad comercial y los realizados por su cargo al frente del Betis se acercan perfectamente a la cincuentena. Y, precisamente, cuando decide descansar una semana con su esposa en Capri, adonde viajó el viernes pasado, lo sorprende el desgraciado fallecimiento de Miki Roqué. Han sido, sin duda, sus peores días en la entidad heliopolitana, que intenta trufar con esta segunda etapa de su corto retiro vacacional en la bella isla del Tirreno.

"Ha sido y será el peor momento desde que estoy en el Betis y hasta que me vaya del Betis. No puede ocurrirnos nada peor que el fallecimiento de un futbolista de 23 años", admite Guillén, muy afectado todavía por lo vivido en estos últimos días y sabedor de que aún quedan episodios que lo obligarán a revivir esta película que la vida se empeñó en producir y grabar. "Ahora cumplo un año como presidente y soy de esas personas a las que no le gusta excesivamente mirar hacia atrás, porque creo que no conduce a nada. Desde luego que habremos hecho cosas mal, pero siempre tratamos de aprender de ellas y trabajar más para que no se repitan en el futuro", indica al ser preguntado sobre qué cambiaría si pudiese de todo lo que ha sucedido desde que asumiera la presidencia de la entidad el 29 de junio de 2011. "Tengo claro que lo único que cambiaría es lo de Miki. Seguro, si pudiera cambiar algo, elegiría que Miki estuviese con nosotros. Sería lo mejor que nos podía pasar", añade Guillén, a quien incluso al otro lado del teléfono, entre interferencia e interferencia, se le nota la voz aún cascada.

Quien conoce al presidente del Betis sabe que nunca pensó en serlo. Pertenecía a la Fundación Heliópolis y por su labor emprendedora fue recomendado a los administradores judiciales para ser uno de los hombres del consejo de administración que derrocó al okupa Luis Oliver hace ya año y medio. Desde su parcela de márketing fue adquiriendo relevancia y amén tuvo la fortuna de que con un teléfono móvil y una tableta es capaz de mover medio mundo y trabajar, ya que es una especie de brooker del sector del aceite, negocio al que se dedica su familia por vía paterna. Esa movilidad, esa facultad de trabajar en cualquier momento y desde cualquier sitio del mundo fue la que lo hizo ser un asiduo de los viajes del equipo. Su carácter jovial le granjeó la confianza de la plantilla y la amistad de Pepe Mel. Cuando José Antonio Bosch la echó al suelo y dejó de perseguir presidentes entre sombras cayó en la cuenta de que la persona idónea estaba a su vera.

Quizá por eso cuando el hoy único administrador judicial, que además es consejero de la sociedad anónima deportiva y patrono de la Fundación Real Betis Balompié, dijo que su tiempo estaba llegando a su fin, Guillén se apresuró, en una entrevista con la Cadena Cope, a decir que, si eso era así, quizá él mismo se replantearía su continuidad en el cargo. Hoy, empero, prefiere no ponerse plazos, ya que además también ha situado las palabras de Bosch en el contexto adecuado, en el marco también de quien las pronunció porque lleva año y medio en el Betis sin cobrar como administrador. "Lo que tengo claro es que yo no me pongo una fecha. Estaré en el Betis el tiempo que tenga que estar, pero, eso sí, aquí formamos un equipo de trabajo: ni presidente ni consejeros ni entrenador, todos estamos implicados en este proyecto y vamos juntos", defiende Guillén.

La ceremonia por Miki Roqué, el lunes en Heliópolis a las 20:30

El Betis fijó para las 20:30 la hora del homenaje póstumo que tributará el lunes a Miki Roqué, al que está previsto acudan los padres del futbolista, como informó ayer este diario. En principio, no habrá misa, sino una especie de responso que el club ha denominado "ceremonia exequial" en la nota hecha pública. Para el acto, que se llevará a cabo desde el césped, quedará habilitada, en principio, la grada de Preferencia.

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