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Milenko Tepic, el descalabro de un fichaje de renombre

  • El jugador mejor pagado del plantel ha demostrado este curso que su mal debut no fue casualidad.

Hay jugadores que no saben si seguirán o no, si el club tratará de retenerlos o dispondrán de mejores ofertas para marcharse. Pero nadie duda de que el final de la travesía hispalense de Milenko Tepic está a punto de llegar a la conclusión de la fase regular. Dos temporadas enteras ha pasado en San Pablo el serbio, un combo de base-escolta-alero que para nada ha satisfecho las expectativas depositadas en él cuando llegó la pasada campaña. Parecía un pelotazo que un jugador de su nivel procedente del Panathinaikos, campeón de la Euroliga justo antes, pudiese recalar en el Cajasol, aunque es cierto que en Atenas apenas tuvo protagonismo.

En cambio, siempre ha sido un fijo en la selección plavi de Ivkovic y también se le recordaban grandes actuaciones con el Partizán antes de ser contratado a golpe de talonario por el potente club heleno.

Sus mejores números en la Euroliga los logró antes de emigrar a Grecia con cerca de 10 puntos por encuentro y mejor en el porcentaje de tres puntos (39,7%) que de dos (38,1%), aunque con un bajo 67,3% en tiros libres, amén de más de 3 asistencias y más de 3 rebotes de promedio en los 19 encuentros que disputó. Estas cifras y su potencial dada su juventud provocaron el interés del Panathinaikos, si bien, hay que abundar, su paso por la capital helena fue ramplón.

En cualquier caso, se le presentaba una gran ocasión de recuperar su mejor versión y volver a colocar su nombre en la agenda de los grandes de Europa en esta experiencia en el Cajasol. Pero de ningún modo ha ocurrido así. En su primera campaña estaba rodeado de jugadores con talento (Davis, Calloway, English, Urtasun, Bogdanovic...) y su nula aportación apenas se apreció. Sólo en un choque, precisamente ante el Blancos de Rueda aquí, brilló con 20 puntos y 23 de valoración.

En este ejercicio debía dar un paso al frente: primero, por no estar ya rodeado de jugadores con calidad para sacar las castañas del fuego; segundo, por la apuesta de Aíto de situarlo junto a Satoransky en el puesto de base. Como director de juego evidenció que no daba la talla y el club tuvo que reaccionar firmando a Blakney para que diera un respiro al checo; como uno de los primeros espadas del proyecto tampoco ha rendido como se esperaba. Su mejor anotación en la Liga en estas 30 jornadas no ha pasado de los 11 puntos, aunque va más allá de lo meramente estadístico. El fracaso de un jugador que venía a reactivar su crédito tras dos duros años ha sido de dimensiones considerables.

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