Baloncesto l Cajasol

Miles toma buena nota

  • Superado por la dinámica negativa del equipo, el rol del base ha cambiado desde la llegada de Bennett, que le restará minutos, aunque con él espera aprender más

Tras los primeros encuentros de esta Liga, la mayoría coincidía en que Aaron Miles era el fichaje más interesante de cuantos había realizado el nuevo Cajasol. Sin embargo, la dinámica perdedora que tanto perturbó al equipo acabó desbordando al joven base, en el que empezaban a pesar más sus 24 años y su condición de novato en la ACB que su destacado periodo universitario con los Kansas Jayhawks y su buena temporada pasada en el Pau Orthez francés.

Al margen de la tendencia a la baja que empezaron a mostrar sus números en el segundo cuarto del campeonato, se evidenciaba una preocupante falta de serenidad y seguridad en la dirección del juego de un conjunto que nunca ha estado bien engrasado. Ellis, con Bustamante ya prácticamente apartado de esas funciones, fue tomando más protagonismo como uno, aunque la solución tampoco parecía ser ésa. Finalmente, el club, sabedor de que no estaba ante una cuestión baladí, optó por contratar a Bennett, garantía de experiencia y sabiduría en la tarea de mandar sobre el parquet.

"Nunca antes había perdido tantos partidos. No estaba acostumbrado a una situación así. Mi nivel comenzó a bajar, aunque no tenía nada que reprocharme puesto que día a día trabajaba con la intensidad de siempre. Todo se debió, más bien, a una cuestión mental", reconoce Miles, sabedor de que su rol ha cambiado radicalmente desde la llegada de Bennett. "¡No lo afronto como un paso atrás, sino como un paso adelante! -enfatiza-. Tengo que aprender aún mucho, sé que me va a ayudar estar junto a un gran base como él. No estoy preocupado porque mi protagonismo vaya a disminuir ahora; es más, estoy convencido de que así terminaré siendo mejor jugador que si él no estuviera y yo tuviera más minutos. Quizás, cuando tenga su edad y haya jugado tantas temporadas en España como él, seré tan bueno como él".

Tras la victoria lograda ante el Akasvayu, el semblante de Miles y sus compañeros se ha relajado. El quinto triunfo fue un alivio: "Las victorias lo curan todo: la gente sonríe y desaparecen las preocupaciones. Quema mucho perder más y más partidos, sobre todo cuando juegas tantos finales apretados. ¡Es como una pesadilla! No teníamos ánimos para levantar la mirada del suelo".

¿Pueden desaparecer los problemas con el cambio de entrenador? "Nunca se podrá saber si es la única solución para que el equipo mejore. Necesitábamos volver a empezar, olvidar el pasado, ese 5-13 tan severo, que refrescaran nuestras mentes y que recuperáramos la confianza. Quizá, eso sólo fuera posible con el cambio de entrenador, aunque el mensaje de Comas es prácticamente el mismo que el de Magnano".

El propio Rubén Magnano no ocultó que faltó sintonía y acoplamiento entre él y la plantilla. "Su relación con algunos jugadores era más cercana que con otros, pero eso sucede con todos los entrenadores -responde-. Creo que es un buen técnico, aunque, por diversos motivos, el equipo no funcionó con él. Es obvio que lo ocurrido no fue sólo responsabilidad suya. Todos los clubes del mundo cambian de entrenador cuando no van bien, esperando que de esa manera varíe su mala dinámica".

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