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Monchi y su verano perfecto

  • El director deportivo, tras amagar con su salida del club, recoge ahora el mejor fruto a su excepcional labor en la reconstrucción de una plantilla de futuro

La clasificación para la tercera final europea del Sevilla, la quinta incluyendo las dos Supercopas, ratifica el éxito de la planificación llevada a cabo por Monchi y su departamento técnico en el verano de la revolución. Con trece fichajes nuevos nada menos, catorce si se tiene en cuenta la opción de compra realizada sobre Beto, el subdirector general deportivo del Sevilla le dio la vuelta a la plantilla como un calcetín. El club, tras dos años sin disputar competición europea, había caído en la peligrosa sima de tener un grupo de futbolistas muy caros y muy cotizados que no ofrecían la debida amortización en el campo de fútbol. El Sevilla se les había quedado chico porque había pasado de la aristocracia del fútbol español a su medianía, con dos novenos puestos consecutivos en la Liga. Pero Monchi, después de varios años de bandazos, dio con la tecla y el equipo dejó garantizada además, con cuatro jornadas de antelación, su participación europea el próximo curso.

La solución obligada que adoptó José María del Nido fue la venta y la salida de muchísimos futbolistas: Jesús Navas, Negredo, Kondogbia, Medel, Luis Alberto, Campaña, Luna... ofrecieron grandes dividendos. Todos fueron vendidos al alza, desde los millonarios traspasos de dos ídolos como Jesús Navas y Negredo a las ventas inesperadas de Luis Alberto, Luna o Campaña o la cantada de Spahic y la también millonaria pero traumática salida por la cláusula de rescisión de Kondogbia. Además de la finalización de contrato de un mito como Palop, hay que sumar que Monchi logró colocar a muchos futbolistas que no contaban, unos en forma de cesión (Manu del Moral, Babá, Javi Hervás, Botía...) y otros con la carta de libertad (Alexis, Bernardo, Lautaro Acosta, Hiroshi...).

Esta gran catarsis permitió a Monchi sacar lo mejor de sus mejores tiempos. El ex guardameta de San Fernando, apretado por su propio presidente y por su afición después de dos años de fracaso, revivió como ese director deportivo envidiado por toda España y parte de Europa y empezó a fichar a lo grande. Desde jóvenes promesas de Segunda División, como Vitolo y Jairo, hasta viejos anhelos como Marin, M'Bia, Carriço, Pareja e Iborra, algunos en forma de cesión. Pero el do de pecho lo dio con los dos delanteros de lustre que logró traer al Sevilla a base de millones, con la enorme plusvalía de unos traspasos obligados por la precariedad económica.

No más de 15 millones de euros le costaron al Sevilla Gameiro y Bacca, confirmados como dos delanteros de primer nivel en España y en Europa. Entre ambos han logrado, a falta de tres jornadas para la finalización de la Liga y de la final de la Liga Europa en Turín, nada menos que 42 goles. El francés acaba de superar a Bacca como máximo goleador sevillista de la Liga, 15 por 14. Y el colombiano, tras marcar al Valencia en la ida, gana en Europa 7 a 6. Pueden discutirse otros fichajes, pero en el caso de los delanteros el éxito es incuestionable, rotundo, enorme. Como también es indiscutible que el Sevilla tiene una plantilla joven y de futuro.

Pero además, Monchi ha sido el valedor de Emery en sus peores momentos. Siempre confió en él, en su prestancia de hombre de club y de técnico ambicioso pese a su cartel de conservador. Y se ha salido con la suya, pese a las dudas de su planteamiento en Mestalla. Y eso también le pertenece.

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