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Mucha presión y pegada

  • El Sevilla solventa la primera prueba y Squillaci destaca por su jerarquía en la zaga

La coordinada presión y las ganas del grupo a estas alturas de pretemporada fueron las notas destacadas de la primera prueba veraniega del Sevilla de Manolo Jiménez, que solventó con comodidad la cita en San Fernando. Destacó también por encima de lo demás la jerarquía y la agresividad de Squillaci en las pocas ocasiones que hubo de frenar las tímidas embestidas del rival. Y Romaric, aún afinando su puesta a punto, sorprendió por su capacidad de distribución y su golpeo en largo. Mientras Acosta, el otro fichaje que pudo jugar ayer, tuvo movilidad y caracoleos, pero sin culminar. Por lo demás, la pegada de este Sevilla se mantiene intacta, como quedó evidenciado en el cómodo marcador, con dos tantos de Chevantón y uno de Luis Fabiano y Capel.

El ritmo del partido correspondió al Sevilla desde el principio. De esa manera, poco se pudo comprobar de las evoluciones de una defensa en la que Duda se situó en el lateral izquierdo, en lo que pudo ser algo más que una solución circunstancial y Mosquera en el lateral derecho. Pero sí se pudo comprobar que Squillaci, efectivamente, tiene vocación de mando y jerarquía y sacó el balón con limpieza. Además, en las pocas ocasiones en las que se acercó el equipo isleño, atisbó agresividad y anticipación. Y se proyectó en ataque.

Fazio y Renato se ubicaron en un doble pivote en el que el argentino llevó más el peso de la distribución. Fue de más a menos tras un inicio en el que mostró que está sobrado en esa posición, en la que aporta tranquilidad y soluciones ante la presión del rival. Y Lautaro Acosta tuvo movilidad en la mediapunta. Intentó revolverse varias veces, pero no llegó a romper excepto en una buena combinación con Luis Fabiano y en la jugada del 0-1. La pelota salió por la red una vez que traspasó la línea de gol. Poco más ofreció un Sevilla que coordinó bien la presión y tocó con tranquilidad buscando las alas en la primera mitad.

El partido cobró dinamismo en la segunda mitad, con la entrada de Navas y Capel. Chevantón, muy metido al igual que Maresca, encauzó pronto la goleada, y Romaric levantó murmullos de admiración con sus cambios de juego. Aún le falta cobrar la adecuada forma física, pero gustó su colocación, su toque de balón y la implicación a la hora de mandar en la zona ancha del campo.

Kone, que posibilitó el 0-2 con una gran pared con Chevantón, tuvo más movilidad que acierto ante el gol. Pero también se le ve muy motivado. El uruguayo marcó de cabeza el 0-3 a pase de Casado y Capel remató con una buena jugada individual. El mejor regusto, desde luego, lo dejó Squillaci. Con él, la defensa crecerá y el Sevilla podrá solventar el gran problema de la campaña pasada, a priori.

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