Novak Djokovic tiene como objetivo este curso ganar en Roland Garros, el único grande que le queda, y puso los cimientos al destronar a Rafael Nadal en su reino de Montecarlo, donde había ganado los últimos ocho años, al vencerle en la final, por 6-2 y 7-6 (1).

Nadie derrotaba al español en Montecarlo desde el argentino Guillermo Coria, que lo hizo en la tercera ronda de 2003. El serbio rompió esta racha de 46 victorias consecutivas para hacerse con el título, el número 37 de su carrera, en un partido en el que comenzó en plan dominador y que le costó cerrar cuando Nadal atisbaba una mejoría que no llegó a confirmar.

Djokovic lo tuvo muy fácil en el primer parcial, que se apuntó en 46 minutos y en el que dispuso de una ventaja de 5-0. Cerca estuvo el español de ceder un set en blanco en una final, algo que no sucedía en una final en tierra desde la de Hamburgo en 2007 contra el suizo Roger Federer. Nadal reaccionó ganando su saque y luego un break, pero claudicó con una doble falta. El revés cruzado del serbio y la escasa reacción del mallorquín, algo lento de piernas, se combinaron en esta primera manga.

Sin rastro de problemas en el tobillo derecho, Djokovic se encontró luego con el Nadal más combativo, pero no era su tarde. Su ceño ya se había fruncido en el peloteo de calentamiento cuando el inicio del partido tuvo que aplazarse casi media hora debido a la lluvia. Aunque el español se puso por delante con 4-2 e incluso 6-5, para ganar el segundo set y empatar, Djokovic fue más resolutivo y encadenó tres juegos seguidos que le volvían a poner por delante. Nadal, dispuesto a no a entregar su reinado de Montecarlo sin pelear, volvió a resurgir para recuperar su saque y forzar así el tie break. Sin embargo, ahí el número uno del mundo soltó el brazo para borrar de la pista al mallorquín, que tan sólo pudo sumar un punto en el desempate. "Gracias Rafa por permitirme ganar este torneo, al menos una vez", bromeó Djokovic en la entrega de trofeos.