Sevilla - Elche · el otro partido

Nervión encuentra su emoción

  • El Sánchez-Pizjuán disfrutó al máximo de una fiesta en recuerdo al título europeo logrado en Turín. "Amarás siempre a tus colores", despidió Nervión.

Sin nervios, sin temores y sin obligaciones. El Sevilla enseñó este domingo su sonrisa sin la necesidad de condicionarla al marcador. Era un día de fiesta y de unión con una afición que cerró junto a su equipo una semana para la historia. Y el Elche era el invitado de excepción a la fiesta.

Los cánticos entraron en escena muy pronto. La felicidad de una Liga Europa se reflejaba en rostros de esperanza. En el gol norte del Sánchez-Pizjuán, un tifo dedicado a Roberto Alés, ex presidente del club, todo un homenaje a una figura clave en el inicio de la época de esplendor del club. Los aplausos reinaron, conscientes de que no sólo los presentes en esta generación del club son los causantes de generar emociones con forma de títulos.

Y Rakitic saltó al terreno de juego con el trofeo de la Liga Europa. Muchos ya la habían visto desde la propia ciudad de Turín. Otros vieron cómo la promesa de que la copa volviera al Sánchez-Pizjuán se hacía realidad. Los aficionados seguían con sus cánticos y vitorearon cada nombre que saltaba al césped con la ilusión renovada. Canteranos como Carlos Fernández o Cotán dictaron el camino del duelo en otro guiño sobre un futuro apoyado en el presente.

Y marcó Iborra. Y el volumen subió. El sevillismo pidió más y el Sevilla quiso regalarle más puntos tras el éxtasis europeo. El pasillo al tricampeón fue sólo el comienzo de un homenaje constante al logro del miércoles. Ni siquiera había un quinto puesto en juego y el público disfrutó de cada detalle. "Forza Sevilla campeón", cantaba la zona de Biris Norte con la inminente respuesta del resto del estadio. Ni un alma eligió el silencio.

El tanto de Jairo mantuvo el ritmo de tensión y la propia afición empujó a los suyos a dar más intensidad al choque. Y el equipo lo hizo. Que saliera Rakitic a calentar en la banda no hizo más que despertar nuevos recuerdos. Hubo celebraciones previas, pero pocas tan intensas.

Llegó el momento en que Reyes gritó a voces que él puede hacer magia. Regaló el tercero a Iborra y se marchó bajo una ovación de un Pizjuán volcado con cada jugador. El utrerano abrazó a su relevo, un Rakitic que hizo levantarse al estadio por toda una campaña de brillo interminable. Muchos miraron al cielo preguntando si sería el último partido del suizo-croata con la camiseta del Sevilla. Lo fuese o no, los recuerdos de sus últimas gestas pasarán a la historia del club.

Los minutos pasaron de forma más rápida de lo que deseaba la parroquia sevillista. Los cánticos permanecían intactos y la intensidad sobre el césped era aún mayor por el deseo de los jugadores de regalar un último impulso.

Fazio también recibió el premio de una merecida ovación. Intercambió el brazalete de capitán con Rakitic y se sintió parte de una fiesta que no debía parar. Era el final perfecto a una campaña brillante. El miércoles mágico de Turín dio paso a un domingo de sonrisas eternas. "Amarás siempre a tus colores", cantaba la afición antes del cierre liguero. Y fue un final tan perfecto como soñado. Con Turín en la memoria y una felicidad interminable.

Una camiseta clásica, la apuesta de Warrior

El presidente del Sevilla, José Castro, y la responsable de Warrior España, Ángeles Álvarez, presentaron la primera equipación del Sevilla para la próxima campaña, luciendo la misma durante el choque ante el Elche. La camiseta tiene el escudo primitivo del Sevilla y el de Warrior en rojo, además de dos líneas rojas en el hombro y en el costado derecho que otorgan cierta semejanza a la camiseta que vistió el Sevilla en la campaña 1992-1993 en la era sevillista de Diego Armando Maradona. 

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