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Orgullo herido en la semana más difícil

  • Pepe Mel dice no pensar más allá del encuentro de Osasuna, tras admitir que puede ser su último partido en el Betis.

No fue una conferencia de prensa más la que ayer celebró Pepe Mel en la ciudad deportiva verdiblanca. Comenzó el técnico con la intención de hablar únicamente de fútbol, pero poco le duró ese discurso después de lo acontecido durante la semana. Por momentos sus palabras parecieron sonar a despedida, algo que incluso aseguró que entendería de producirse una nueva derrota, pero también denotaron el orgullo herido de un entrenador que se aferra a una última carta para revertir la dinámica negativa.

"He tenido una semana como otra cualquiera en el mundo del entrenador cuando no se gana. He intentado preparar a los futbolistas para el siguiente partido, en el que tenemos que ganar para sacar al Betis de esta racha tan adversa. Esto es el fútbol profesional y el Betis no iba a ser diferente", comenzó Mel, quien pronto se refirió a la reunión mantenida el pasado lunes con los dirigentes y que originó polémica por las posteriores declaraciones de los mismos: "Soy un hombre de club y en los diez primeros meses de los 17 que llevo quedó claro. No voy a decir ni hacer nada que pueda ofender o perjudicar a esta institución. En la reunión del lunes me dijeron que si tenía una forma de encarar la situación y le dije las pautas. Son mis jefes, son los que me pagan y es normal que quisieran escuchar mis soluciones. Luego, lo que se haya dicho… Yo soy responsable de lo que yo digo".

Ahondó Mel en la trascendencia de dicho cónclave, dejando claro que nadie le impone cómo debe jugar su equipo, pese a lo que se pudo desprender de las palabras de Bosch. "Preguntádselo a él, que creo que se expresó mal. Mi trabajo lo hago como yo quiera. En el momento en el que club crea que no lo hago bien, lo tienen muy sencillo. En ninguna cabeza cabe que un directivo me diga cómo tengo que jugar, igual que yo no le digo a los directivos cómo me tienen que pagar o conseguir el dinero", manifestó Mel, quien también salió al paso de las diferentes informaciones sobre su contrato y las cláusulas que aparecen reflejadas en el mismo: "Hablar es gratis. Se dicen informaciones sin saberlas. Todo el mundo tiene problemas con mi contrato. Soy trabajador del Betis, me he ganado el respeto de la gente con el trabajo y el día que quieran cesarme, lo van a hacer. Conmigo no van a tener ningún problema".

Pero si Mel enseñó su carácter a la hora de valorar alguno de los sucesos de la semana, el técnico no pudo esconder cierto desencanto cuando valoró la situación deportiva del Betis, que incluso le podría costar el puesto con un mal resultado en Pamplona. "¿A lo mejor pierdo y todavía sigo? No creo. Si perdemos, de 30 habremos hecho uno y la confianza tiene un límite. Es normal que se desgaste la figura del entrenador. La realidad es que el Betis de 27 puntos ha hecho uno con este entrenador que está hablando. Yo hablo muy claro. Es normal que el Betis busque soluciones si esto sigue así. Para mí, he trabajado en el mejor club del mundo y donde era mi ilusión. Yo soy entrenador de fútbol, de 27 puntos hemos hecho uno, así que comprendo que me pueden cesar. Al que venga por mí, le deseo lo mejor porque soy socio del Betis. Si me tengo que ir, lo haré sabiendo que soy honrado, que lo he intentado todo y que no se puede pedir más", señaló Mel, quien sí agradeció el apoyo que le transmiten los jugadores tanto en sus discursos como en los entrenamientos: "Ellos son profesionales y saben lo que pasa cada semana. Tengo la inmensa fortuna de tenerlos a mi lado. Saben que su entrenador lo están pasando mal, pero ellos van a darlo todo, como hicieron ante la Real Sociedad, que empataron un partido de 0-2. Están conmigo. Les agradezco sus palabras y les pido que lo demuestren en el terreno de juego para que consigamos la victoria".

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