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Orgulloso en la derrota (73-82)

  • Sin Triguero y con un fabuloso acto de fe en defensa, el Cajasol se gana a la afición gracias al esfuerzo no consumado con la remontada. Pese al tropiezo, la cara es muy distinta.

El Cajasol perdió y ganó, aunque sea contradictorio. Terminó el partido como derrotado, no hay duda, pero despertó el aliento de la grada en un último cuarto impresionante, con todo en contra, sin Triguero, eliminado nada más empezar el tercer periodo, y con un cinco en la pista compuesto por Satoransky, Sastre, Holland, Bogdanovic y Balvin, que se dejaron la vida con una zona 2-3 que nubló el magín del Valencia Básket cuando daba el partido por ganado muchos minutos antes. Tuvo fe el equipo de Aíto, al fin palpó esa sensación de que se puede competir, luchar contra un grande e incluso tumbarlo sobre la bocina aunque haya que remontar muchos puntos de desventaja. No movió la montaña, verdad, pero a punto estuvo de hacerlo ante un Valencia Básket con calidad y oficio. El Cajasol se fue ayer orgulloso.

Había bastante descreimiento en la antesala al partido de ayer. Las palizas continuas recibidas no eran tapadas por ese triunfo ante el Gran Canaria en San Pablo y la gente venía, además de empapada por el agua y por la tremenda humedad, con la duda de qué se iba a encontrar, a qué Cajasol, el del miedo o ese que Aíto piensa que puede dar rendimiento aunque poco se haya visto. Hay que dar fe de que el equipo puso un empeño impecable en la primera parte de un duelo con un sinfín de interrupciones por no secarse la pista dado el bochorno.

Todo nace desde las ganas. Esta plantilla es netamente inferior a la del Valencia. Otra cosa es tirarse a por cualquier bola que ande suelta o tomar la posición con fuerza en el rebote. Eso lo hizo el Cajasol en esos 20 minutos en los que demostró que luce alma y que eso tapa carencias. Claro que falló; por supuesto que se hizo líos en contragolpes que debieron terminar en canasta, lógicamente recibió algunos puntos en entradas cómodas de los levantinos o en la superioridad de Faverani sin Triguero en la cancha, pero el equipo peleó y esa guerra lo llevó a ir sólo seis abajo al intermedio, pudiendo ser menos.

Aíto preparó trampas, como situar a Bogdanovic con Lishchuk y a Triguero con Dubljevic de primeras. Siempre defendiendo por delante, nunca esperando a que el rival recibiera y jugara de espaldas. Holland era otro. Desempolvó ese jugador con clase que lleva dentro para dar espectáculo atrás, con rebotes y robos, y delante, con puntos y algunos triples de categoría. La plantilla está viva, pese a los infantiles errores a la carrera de Satoransky o los pasos por complejo de inferioridad de Balvin que lo llevaron de inmediato al banco.

Fue un toma y daca el primer cuarto con exiguas rentas de uno y otro hasta que el primer estirón valenciano hizo algo de pupa. La precipitación sevillana acabó en dos triples consecutivos, tres añadiendo uno previo de Doellman, de Keselj y Ribas para colocar un 16-22 que podía romper el duelo visto lo visto en anteriores comparecencias.

No fue así y en el segundo cuarto siguió con la frente alta este Cajasol que arrancó con Asbury de cuatro, probando Aíto todas las fórmulas posibles para dañar al escuadrón de Perasovic. Bogdanovic y Holland estaban finos de tres y también Sastre era capaz de rebotear en ataque para dejar una bombita. Aun así, no hubo forma de remontar y Tepic demostró en un rato que tiene la confianza por los suelos. Entre pitos y flautas, los noveles cajistas estaban a sólo seis del Valencia con 20 minutos por delante. Y con Triguero, el cinco titular, con tres faltas.

Nada más empezar el segundo tiempo cometió la cuarta el valenciano. Aíto no lo sentó. Y se equivocó. O no. Hizo la quinta en el minuto 23. El cataclismo. O no. La zona 2-3 planteada por el técnico ante el poderío interior de los valencianos no surtió efecto. Doellman y el perímetro martillearon a los hispalenses, huérfanos de toda fe en ese momento para restaurar la igualad en el marcador. Ribas acabó por hurgar en la herida con dos canastas seguidas al final del episodio, la última de ellas tras regalo de Burjanadze: 53-68.

Aquí empezó otro partido. Sólo queda la casta, chavales. Algo así debió decirles a los cajistas Aíto. Y el cielo se emborronó para el grupo de Perasovic, aniquilado durante muchos minutos por los mozos anfitriones, fieles a ese espíritu de morir en defensa para alegrar el ataque. Un mate estratosférico de Satoransky abrió el cuarto; vino un triple de Holland, una contra de Asbury (60-68), tiempo muerto de Perasovic, dos tiros libres del inspirado escolta puertorriqueño... El parcial de 9-0 fue roto por un triple del gris Rafa Martínez, pero velozmente Satoransky neutralizó la acción con un dos más uno.

El base metió a Balvin en el partido con un alley oop made in Chequia. Ribas acertó, pero Holland, guerrillero ayer, y sobre todo un rebote saliendo de la nada de Sastre que acabó en el cesto enarbolaron la bandera del milagro: 71-73, minuto 39. Ahí acabó el sueño tras un dos más uno de Ribas y otro triple de Rafa Martínez. Pero llegó la fe, que mueve montañas o pone en el camino para lograrlo.

- Ficha técnica:

73 - Cajasol (20+18+15+20): Satoransky (16), Holland (24), Bogdanovic (12), Asbury (2), Triguero (-) -cinco inicial-, Tepic (2), Burjanadze (5), Ondrej Balvin (8), Sastre (4) y Radicevic (-).

82 - Valencia Basket (24+20+24+14): San Miguel (9), Rafa Martínez (6), Pietrus (-), Dubljevic (8), Lishchuk (-) -cinco inicial-, Markovic (8), Pau Ribas (12), Doellman (16), Keselj (8) y Faverani (15).

Arbitros: Conde, Sánchez Monserrat y Munar. Eliminaron por cinco faltas personales al local Triguero (m.22).

Incidencias: Partido de la sexta jornada de la Liga Endesa disputado en el Palacio de los Deportes San Pablo ante unos 4.200 espectadores.

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