BALONCESTO l Cajasol

Perdido en su laberinto

  • Las últimas tres derrotas seguidas han reavivado las dudas en torno a este Caja

Las tres derrotas seguidas ante el Granada, Tau y Pamesa con las que el Cajasol cerró un oscurísimo 2007 han reavivado en las últimas fechas las dudas y los miedos asentados en torno a este equipo, que, antes de estrenarse en el nuevo año recibiendo en San Pablo al Real Madrid y visitando a continuación las canchas de Unicaja y Akasvayu, se ha situado antepenúltimo en la clasificación de la ACB con un intimidatorio balance de cuatro victorias y 11 derrotas.

Sin llegar a ser extremadamente crítica, pues todavía hay tiempo suficiente para evitar el tan temido fracaso, la situación del Caja vuelve a ser decepcionante. A estas alturas, y viendo cuáles son las sensaciones de inconsistencia, inseguridad y desconfianza que viene transmitiendo repetidamente el bloque de Rubén Magnano, sería de ilusos obviar que el objetivo más inmediato para esta temporada debe ser mantener la categoría, eludir un trágico descenso a la LEB Oro, por mucho que ahora se encuentre emplazado a tan sólo cuatro victorias de los ansiados puestos de play off.

Numéricamente hablando, de acuerdo a la cantidad de encuentros que aún restan por disputar, se trata de una desventaja recuperable, aunque las carencias evidenciadas -plantilla descompensada, aportación guadianesca de algunos de los teóricos jugadores clave, debilidad defensiva, falta de concentración que desemboca en severos parciales en contra, falta de competitividad en los momentos decisivos...- hacen prácticamente inviable que este Cajasol consiga lo que no ha logrado en ningún tramo de la primera vuelta: encadenar dos o más triunfos seguidos que le permitan introducirse en una dinámica positiva, con la que es más fácil encontrar buenas sensaciones y, por tanto, rendir adecuadamente.

Es ahora, con el Caja contra las cuerdas, como ese boxeador que no sabe ya cómo protegerse de los continuos derechazos del rival que nublan su vista, cuando se valoran en su justa medida algunas dignas derrotas pasadas, pero derrotas al fin y al cabo, como las encajadas ante el Akasvayu -tropiezo de Miles con De Miguel en la jugada clave-, Valladolid -canasta inverosímil en el último segundo de Gomis-, Joventut o Granada -remontada para no saber jugar la prórroga-. Son las cosas que le suceden a los equipos perdidos en una espiral negativa.

Llegados a este punto, no hay más remedio que mirar hacia delante. Una limpieza mental sería lo más práctico para que los cajistas aclaren sus ideas dentro de su propio laberinto. Mientras no se demuestre lo contrario, el club sigue confiando en Magnano. Tras la derrota ante el Tau, su colega Neven Spahija, serio donde los haya, dio su opinión al respecto: "Siempre consideré a Magnano como uno de los mejores entrenadores del mundo. Espero que el club tenga paciencia con él".

Otra posible solución podría ser fichar, aunque Oriol Humet no se cansa de insistir en que el mercado actual apenas ofrece jugadores de garantías por los que merezca la pena hacer una inversión. No debe ser falso, por mucho que a veces cueste creerlo, cuando el propio Spahija y Berdi Pérez, director general de Unicaja, argumentaron exactamente lo mismo al fichar al ala-pívot Gabe Muoneke y del alero Melvin Sanders, respectivamente.

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