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Precocidad junto a la ría

  • Mejor El Betis fragua su cómoda victoria sobre el Zaragoza en un gol fabricado en una carrera de Odonkor a los 12 segundos Propicio Sólo una derrota por dos goles con el Recre arrebataría el Colombino a los béticos

Ofrecer la imagen de un equipo de Primera y comportarse como tal fue lo mejor que pudo pasarle ayer al Betis en Huelva, donde superó y dominó al Zaragoza sin emplearse del todo a fondo y, sobre todo, sin tener sobre el campo a un puñado de futbolistas que deben marcar el paso de este Betis por esos campos de Dios que pone en el camino el castigo de la llamada división de plata. Con Emana y Mark González si se quedan, con Iriney, con Capi, con Damià... y el buen coco de Tapia este equipo debería estar en su sitio a la vuelta de un año. Su estreno en el Colombino dejó buenas sensaciones ante un rival que debe ofrecer una medida real de las posibilidades de los heliopolitanos. El Betis, de camino, estará además esta noche en disposición de ganar la cuarta Carabela de Plata de su historia. El triunfo ante el Zaragoza, fraguado desde la primera carrera de Odonkor, hace que un simple empate ante el Recreativo le sirva a los de Tapia. Un simple empate y hasta una derrota por menos de dos goles de diferencia le permitirán alzar el trofeo.

Pero es que el Betis ayer fue tremendamente efectivo. Antes de que Ramírez Domínguez se llevara el silbato a la boca ya tenía el gol entre ceja y ceja. Fueron apenas cuatro toques, dos aperturas, la última de Pavone a la banda derecha y allí Odonkor le quitó la cartera a Pablo para picar galope y poner un centro pasado que Juanma empalmó sin dejarlo caer. El sonido del golpeo de balón seco resuena en los amistosos de verano de distinta forma que en la competición. El escaso público que asistía a este fulgurante comienzo bético en el Nuevo Colombino entendió al momento que el balón iba a acabar en la red. Carrizo también, aunque en su intento por impedirlo llegó a rozarlo.

Pero esa decisión insultante del Betis en su primera aparición sobre la hierba onubense tuvo luego su concordancia con el paso de los minutos. Fue el equipo de Tapia un grupo cohesionado que dominó al Zaragoza y que le demostró que es, al menos, un igual pese a que el último fin de semana de agosto firmen actas de distinta categoría. Recién ascendido uno y asimilando el otro todavía lo que le espera, el cartel que formaban ambos ayer era un cartel de Primera se mire por donde se mire. Y por eso, porque en un enfrentamiento de dos equipos de igual o similar entidad puede ganar y puede perder cualquiera, el resultado que ya registraba el marcador del Nuevo Colombino al descanso marcaba a un Betis que le imponía el paso al conjunto del otrora de moda Marcelino García Toral.

El Betis defiende, o trata de defender, lejos de su portería, se ordena bien en los repliegues y sale con bien en ataque, aunque tiene muchas cosas que mejorar y, también es verdad, le faltan algunas piezas. Una de las cuestiones con las que Tapia debe afilar el lápiz es cierta candidez defensiva cuando el balón ronda el área propia. El Zaragoza tuvo apenas dos arreones con que inquietar la portería de Goitia, por cierto, que no es que tuviera una noche de especial lucidez. Ahí la falta de Juanito o alguien con galones es patente. Melli bailó sin imponerse demasiado y Carlos García parecía cortado. Si en la primera parte apenas fueron unos siete u ocho minutos en los que el centro del campo bético cedió al empuje rival, en la segunda mitad el tiempo de posesión del Zaragoza fue mayor, y lo que es más grave, en terreno de minas. Ahí Jorge López, suelto en demasiadas ocasiones, metió algo de miedo. No mucho, porque el Betis tenía el partido controlado desde que Odonkor echara a correr a los doce segundos de juego. Pavone, además, había puesto más tierra de por medio haciendo picar al veterano Ayala en un penalti que hubiera firmado un cadete.

El 2-0 con que asomó la segunda parte después de un inusual minuto de silencio en el descanso -lo de Jarque quitaba las ganas de fútbol a cualquiera en el Colombino- parecía más que suficiente para que los chicos de Tapia se llevaran el gato al agua, pero hubo suspense hasta que Pavone primero con el 3-1 y Ayala al expulsarse dieran por cerrado el segundo capítulo de este Colombino que pinta bien para los verdiblancos. Todavía Jorge López dejaría en evidencia a Goita para el 3-2, pero Sergio García puso el último tanto en el descuento para que se quedara en la retina un Betis superior a un equipo de Primera.

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