La derrota en Granada ha dejado al Cajasol con un peligroso balance negativo en Liga de cuatro triunfos y nueve derrotas. No es ninguna inocentada, al contrario, es la realidad, un lastre que jornada tras jornada no deja de crecer, pese a que de vez en cuando, siempre en San Pablo, el cuadro cajista suelta algo de peso mostrando su mejor versión.

Por ello, porque el tiempo corre más que nunca en contra de los cajistas; porque un tropiezo condenaría a los sevillanos a la cola de la tabla; y para que el objetivo de encontrar en el campeonato dos equipos peores no se complique más todavía, ganar hoy al Tau no es una necesidad, sino una obligación para un conjunto en horas bajas que sigue buscando su punto de inflexión para cambiar de dinámica.

Repetir la victoria de la temporada pasada (99-90) es el objetivo de un conjunto que necesita de todos sus efectivos para doblegar a un Baskonia que llega bajo mínimos, aunque su potencial sigue siendo enorme. Por ello, las críticas que cayeron sobre los jugadores de banquillo por su pobre actuación en el derbi debe ser el acicate para que la plantilla reaccione, ya que con sólo cinco efectivos que aportan es difícil ganar.

Con todo, el Tau está otra vez en cuadro y como mucho podrá contar con ocho útiles para hacer frente al Cajasol. Según lo explicado por el técnico visitante, Neven Spahija, Mickeal no se ha recuperado a tiempo de su lesión muscular y el concurso de Rakocevic será duda hasta última hora, mientras que el cuatro que acaba de incorporar, el internacional nigeriano (aunque de origen estadounidense) Gabe Muoneke tampoco llegará a tiempo.

El panorama, por lo tanto, sigue siendo desolador, y como no es aconsejable correr riesgos con los jugadores exteriores que están tocados, es factible que el técnico croata vuelva a disponer únicamente de siete piezas (Planinic, Prigioni, Sergi Vidal, Jasaitis, Teletovic, McDonald y Splitter) en la penúltima cita del año en tierras andaluzas. El preparador balcánico conserva, eso sí, la pequeña esperanza de que Rakocevic, aquejado de una microrrotura en el abductor medio de su pierna derecha, pueda estar disponible y aumentar la escuálida lista de efectivos.

Rubén Magnano, por su parte, cuenta con todo el plantel a su disposición, aunque apenas da minutos a aquellos que no son titulares. Las estadísticas, no obstante, lo respaldan, ya que en los últimos compromisos casi no han aportado al equipo y con su presencia en la cancha es cuando el Cajasol se deja ir en los encuentros. Decía el preparador argentino en la previa que los suyos deben aprender a ganar con la implicación de todos, un claro mensaje para que sus jugadores se conciencien de la vital importancia de que todos sumen.

En el día de los Santos Inocentes se acabaron, pues, las bromas, porque el tiempo y los resultados acucian, al igual que las estadísticas. Y es que con sólo cuatro victorias en el campeonato, el Caja podría igualar la penosa marca de triunfos conseguidos en la segunda vuelta de la Liga la temporada pasada. En esta ocasión, al menos, la cita es en el fortín de San Pablo, una pista donde los hispalenses se encuentran muy cómodos con el apoyo de su público, vital para superar a un rival que, pese a reencontrarse con la victoria la jornada pasada (en la prórroga frente al Grupo Capitol Valladolid) no pasa por su mejor momento, ya que antes venía de tres derrotas consecutivas que sembraron muchas dudas en el actual proyecto.

Una situación muy parecida vive el Cajasol, aunque sus resultados son mucho peores hasta el momento. La calidad de la plantilla sobre el papel es incuestionable; las dudas sobre el proyecto cajista crecen con cada derrota; y, como el Baskonia, sigue peinando el mercado en busca de un ala-pívot. Eso sí, a los locales casi les va la vida en el choque y esto, sin duda, debe marcar las diferencias en la cancha entre todas estas similitudes.