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Prueba de fe en el purgatorio

  • A escena El Betis de Tapia quiere mostrar ante el Córdoba su rápida adaptación a la categoría para ir marcando el territorio

Acabaron las pruebas, o mejor dicho, el tiempo de pruebas, que otra historia bien distinta será si el bueno de Antonio Tapia ha dado con la tecla viendo de lo que dispone. Vuelve el fútbol de verdad a Heliópolis después de aquel Domingo de Pentecostés tan amargo, que parece que fue ayer cuando el Betis se jugaba la permanencia a cara o cruz con el Valladolid. Pero ya no queda otra que mirar al frente, a ese kilómetro cero de la Operación Retorno que supone la visita del Córdoba a eso de las ocho de la tarde.

Muchas dudas planean sobre el club de las trece barras, pero sobre todas ellas, una certeza incuestionable, modelada con la materia con que están hechos los sueños: la fe de los numerosos fieles verdiblancos. Pase lo que pase, mande quien mande, el equipo se va a sentir arropado por esos miles y miles de devotos. Y qué mejor ocasión para esa prueba de fe que el purgatorio de 42 partidos que debe atravesar la tropa de Antonio Tapia. Sin el aliento de la grada, el ascenso se vería mucho más lejano. Pero ese aliento no va a faltar. Nunca lo hizo.

Más incierta es la fiabilidad de la plantilla. Con el descenso era inevitable la marcha de puntales que cobraban un dineral, Ricardo Oliveira y Mark González, quienes siguieron a las consabidas marchas de otros dos primeros espadas que acababan contrato, Juanito y Edu.

También era previsible que los fichajes, realizados bajo la obligada austeridad que impone el descenso, no cubrieran el enorme vacío de esas marchas. Pero entre la hinchada se esperaba un esfuerzo más generoso para acometer la empresa de acabar entre los tres primeros allá por junio. Las llegadas de Goitia, Carlos García, Iriney, Sunny y Nacho no son de las que reactivan la ilusión del aficionado más conformista, y desde el propio entorno verdiblanco se mira con escepticismo al proyecto.

Contra ese escepticismo, además del Córdoba, jugará el Betis en su puesta de largo en Heliópolis. Por ello debe salir con determinación, sin transmitir dudas algunas. Marcando el territorio desde el primer minuto para que los 21 rivales de esta Liga Adelante confirmen sus sospechas, que el Real Betis Balompié está de paso y que una de las tres ansiadas plazas debe ser suya.

Como el renovado equipo de Tapia muestre debilidad alguna, la manada de equipos que se sienten inferiores se lanzarán jornada a jornada a por él con especial voracidad. Así que mejor dar el golpe en la mesa cuanto antes, con la misma celeridad que noqueó a todo un equipo de Primera, el Zaragoza, en el pasado Colombino: a los doce segundos de juego, galopada de Odonkor por la derecha, centro desde la línea de fondo y volea de Juanma a la red.

El extremo alemán personifica el aire nuevo que trata de insuflar Tapia. Está mentalizado e implicado, se siente más valorado y su velocidad supersónica puede resultar un arma decisiva en muchos partidos de esta categoría de fútbol trabado y defensas cerradas.

Juanma, por el otro costado, ofrecerá otras soluciones ofensivas: criterio para tejer el juego en corto, buenos centros e incorporaciones al remate. El pacense también ha respondido a las exigencias de Tapia en el fútbol de laboratorio, y se ha ganado su confianza.

Para completar el ataque, no hay mucho más. La confección de la plantilla ha llevado a que el entrenador de Baena sólo cuente con dos delanteros natos, Sergio García y Pavone, ya que Dani no cuenta. Por mucho que el propio técnico asegure que Rodri, Xisco y hasta Juanma pueden jugar en punta, el déficit bético en la vanguardia es impepinable.

Y visto el panorama, la implicación de Sergio García se antoja vital para la suerte del Betis en su espinosa andadura. El catalán es seguramente el jugador con más calidad de la categoría. Su nivel le daría para ser titular en muchos equipos de Primera. Y si actúa plenamente mentalizado, consciente de que en sus botas está en buena medida la posibilidad de volver a jugar con los mejores la próxima temporada, a Tapia le dolerá menos la cabeza. Él debe ser el que pida la pelota, el que abra caminos, el que desequilibre, el que arrastre a los defensas.

Pavone, como Odonkor, debe recuperar la autoestima, palpar que Tapia lo valora y remar como el que más. Debe explotar su juego, que puede resultar más efectivo ante las toscas zagas que se va a encontrar.

Desde atrás llegarán ayudas: Capi tratará de recordar al que ya fue un puntal en el último ascenso, Rodri seguro que se abrirá hueco con su pujanza. Pero arriba, de momento, no se vislumbra mucho más.

¿Y Emana? De momento, está fuera de concurso para hoy y la primera salida a Alicante, el próximo domingo. Y su futuro apunta a Valencia: Lopera aseguró el jueves que la plantilla estaba cerrada en un 90% por y el diez restante se puede ir el camerunés.

Bien haría Tapia en hacerse a la idea de que lo que hay es lo que hay, y que la primera piedra pasará por el orden colectivo, la presión coordinada y la adaptación al fútbol más primario. Sólo así se cruza este purgatorio.

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