Después de diez jornadas disputadas, casi una cuarta parte de las que se juegan en la Liga Adelante, el Sevilla Atlético es el colista, con sólo una victoria y seis puntos en su casillero. Este análisis inicial y con los números en la mano deja claro que la situación del filial es bastante complicada. Frente al Hércules volvió a mostrar dos caras, aunque siempre la negativa la ofrece en el segundo periodo, motivo por el que los puntos se lo acaban llevando sus adversarios. Los alicantinos se limitaron a seguir dentro del partido, como a la espera de que el Sevilla Atlético le hiciese alguna concesión, y ésta llegó en forma de dos goles a balón parado penosamente defendidos por los jugadores, pero sobre todo por el portero. Nueva derrota que hace mucho daño.

Sería injusto decir que el equipo de Fermín Galeote juega tan mal al fútbol como indica su posición en la tabla. De hecho, hay momentos de los partidos donde el filial planta cara y supera a rivales de la entidad del propio Hércules, que se vio superado en muchos momentos de los primeros 45 minutos por el ímpetu y el juego veloz de la tripleta atacante del Sevilla, formada por Perotti -otra tarde más el mejor del filial-, Víctor Díaz y Pukki.

El reconvertido Víctor Díaz parece que tendrá que olvidarse de sus inicios en el lateral diestro. Galeote lo situó en la mediapunta, en vez de extremo como en otras ocasiones, y su rendimiento fue notable. De su cabeza nació el primer gol local cuando el choque no había hecho más que comenzar. Díaz desvió el balón lo justo desde la frontal para dejar al joven Pukki mano a mano frente a Calatayud. El finlandés resolvió con sangre fría y demostrando que tiene detalles de buen delantero. Sus incontables intentos de desmarque a la espalda de los centrales fueron un quebradero de cabeza para Sergio Fernández y Abraham Paz. Con una velocidad punta notable, a punto estuvo de hacer algún gol más. El cuarto jugador que el preparador sevillista incluyó en el ataque fue Ríos. El zurdo debutaba con el Sevilla Atlético y su actuación tampoco es que dejara muy buena sensación. Batalló como pocos, pero hombres como José Carlos o Armenteros le dan al equipo ese plus de calidad e imaginación que tanto necesita.

Tras el gol, se pudieron ver los mejores minutos del conjunto franjirrojo. Lástima que no supiera aprovecharlo con algún otro tanto, que le habría ayudado a calmar esa ansiedad que desprende el equipo ante la carencia de puntos y victorias. Poco a poco se fue asentando el Hércules -único equipo de la Liga Adelante que aún sigue invicto- y sus acercamientos al área nervionense empezaban a ser más numerosos. Ahí se podía observar cómo sufre el filial cuando le atacan a balón parado. Le cuesta un mundo despejar un balón que su contrario bota desde la esquina, más si cabe si Vargas tampoco hace mucho por ayudar. El portero del Sevilla no se decide a salir por alto en casi ninguna ocasión, pese a su buena talla, por lo que el riesgo de encajar un gol es alto. En una de las veces que sí fue con decisión al balón, un grave error de cálculo propició que Sergio Fernández pusiera el 1-1 en el marcador.

Corría el minuto 55 y el Hércules ya demostraba desde el inicio del segundo tiempo que iba lanzado a por los tres puntos. Este primer regalo lo espoleó, a la vez que hundió al Sevilla Atlético, que bajó los brazos con muchos minutos por delante. Pero no contento con no ir a por el partido, el filial volvió a regalar un gol con un remate de Abraham Paz de cabeza completamente solo en el área chica. Así es imposible ganar.