Betis 3-1 racing · la crónica

Resolvió la calidad

  • Con la presión arriba del Racing se desquició el Betis, pero la calidad de Sergio García le enderezaría la tarde · Tras el descanso apeló el Betis a las contras y los recursos individuales resultarían decisivos

Tremendo el salto que da el Betis en la tabla después de su inapelable triunfo sobre el Racing. Dos goles de Sergio García y uno de Emana decidieron un pleito que al final maquillaría Munitis al alimón con Melli para que el resultado fuese menos concluyente. Salto en la tabla y respiro de un equipo que recobraba el orden táctico y que iba a basarse en la calidad individual de Sergio García para tan formidable salto cualitativo y cuantitativo.

La tarde empezaba rocambolesca, pues, como en su día el cántabro Teixeira en cierto derbi, este valenciano llamado Ayza Gámez obligaba al Racing a enfundarse con una casaca del rival para evitar coincidencias. Luego, cuando el balón se convertía en protagonista pasaba que parecía que la elección no sólo no arregla nada sino que había sido para empeorar las cosas. Y es que el primer cuarto de hora es una disertación de daltonismo agudo, pues rara es la vez en que uno se le daba a otro vestido igual.

Además, la presión arriba del incordiante Tchite, aparte de la lata que le daba Óscar Serrano a Nelson, contribuía a desquiciar al equipo de Chaparro. Y, por si fuera poco, al otro lado de Serrano estaba Munitis, el incombustible, listo y magnífico futbolista santanderino. Pero duró poco esa incertidumbre y también ese recital de confusiones, pues el Betis iba a ir pisando con firmeza hasta plantarse en cancha mejor que el Racing.

Quizá todo cambiase cuando un pase vertical a Damià termina en un tiro del bético al larguero. No hay gol fantasma, pero sí vicegol y, sobre todo, la sensación de que ese tiro del catalán ha sido como un toque a rebato del cornetín bético. A partir de ahí, las cosas cambian a bien para el Betis, Mehmet ya hace la raya, acompaña y descoloca Capi, empieza a demarrar Emana y a descabalar Sergio al sistema defensivo rival con su movilidad.

No se ha cumplido la media hora del contencioso cuando Sergio García engancha una volea, no se sabe si algo pifiada, que supera al adelantado Toño. Lo más difícil se ha conseguido, el Betis se ha puesto por delante y ese golpe lo va a encajar mal el Racing. Le ha llegado muy claro al mentón y la vista se le vidria, se miran unos a otros sin que se expliquen qué es lo que está pasando.

Y lo que está pasando es que el Betis ya es claramente superior, por algo es él quien lleva la equitación principal y los cántabros la tercera. Bueno, boutades aparte, lo cierto es que el equipo de Chaparro combina, remata y, además, vamos a asistir a la consagración de Sergio García ante la parroquia verde, blanca y verde. Si el gol vino por él de forma exclusiva, ahora que corre el minuto 37, con la colaboración de César Navas, va a asistir a Emana para que éste le ponga el marcador imposible al Racing.

Antes del descanso habrá tiempo para que Casto se luzca ante Tchite en lo que será el aperitivo para un manojo de buenas intervenciones. Tras el intermedio, el Racing busca por alto a Juanjo, que ha suplido a Óscar Serrano, y a quien encuentra, con quien se tropieza, es con Casto. Las intervenciones del portero van a darle al Betis árnica para que busque amartillar la tarde y el resultado.

Está el Racing dejándose mucho campo entre él y Toño. Tienen tantas prisas por asaltar la viña bética que descuida la suya, se prodigan los contragolpes y, qué caramba, se prodigan las paradas de Casto. A todo esto, Juanito ha dicho basta en el 53 y ha salido Melli. Se trata de recomponer un puesto, no una línea, pero es una línea que se siente huérfana sin el internacional. Digamos que el gaditano es el hombre que ajusta una zona que sin él suele parecer un puzzle.

Emana sufre un clarísimo penalti en el 59 y Casto sigue haciendo de las suyas. De todas formas, si Casto triunfa, Toño le gana un gran mano a mano a Sergio, pero no puede impedir el tercer gol, que llega gracias a la velocidad y listeza del nuevo ídolo bético. Una cesión de Sepsi a su portero la intercepta, cruzándose, Sergio para driblar al arquero rival y marcar a puerta vacía. Todo se ha consumado, la tarde no tiene vuelta atrás por mucho que los nervios afloren cuando Munitis acorta distancias.

Son tantas las malas sensaciones de estos tiempos próximamente pasados que a poco que el contrario te amaga te afloran los nervios. No falta nada para acaba y con el Racing a dos goles de distancia, el Betis se aculó demasiado, como creyendo que mientras más cerca esté de su portero más coriáceo se hace uno. Craso error que ocurrió en Pamplona y en Soria, quizá como una enseñanza asimilada, mal asimilada, de aquella noche en que Van Nistelrooy lo cogía al contragolpe de forma inocentona y de pardillo.

Victoria que sabe a gloria por lo desacostumbrado que estaba el Betis en este apartado. Segunda victoria de anfitrión y salto magnífico en la tabla, como si este triunfo no fuese sólo uno sino varios. Es lo que tiene la Liga y el Betis ha reaccionado estupendamente y hasta parece que es ya un equipo con pegada. Lleva una buena cifra, pero no cabe la menor duda de que los goles de ayer llegaron más a impulsos de la calidad de un individuo, aunque tampoco pueda discutirse que Chaparro tiene al colectivo con la lección bastante bien aprendida.

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