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Rubén Castro en La Coruña: el día más deseado

Rubén Castro regresa a La Coruña. A Riazor, más concretamente, el estadio en el que soñaba con triunfar en Primera y del que salió escarmentado tras encadenar cesión tras cesión por la falta de confianza que depositaron en él los técnicos blanquiazules. Ahora vuelve vestido de rival y como principal peligro para el Deportivo que lo fichó en la ya lejana 2004-2005 tras ser Pichichi de Segunda División con Las Palmas.

Javier Irureta, Joaquín Caparrós y Miguel Ángel Lotina no le dieron al canario la confianza para explotar en el Deportivo. En su primer año, la competencia de Diego Tristán, Munitis y Luque hizo que hiciese las maletas rumbo a Albacete.

En 2005, a su llegada a La Coruña, Joaquín Caparrós decidió probar a Rubén en la Copa Intertoto. Y el delantero se ganó un sitio en la plantilla con cuatro tantos, y ese curso disputó 24 partidos y marcó tres dianas. Pero al verano siguiente salió de nuevo lejos de Riazor rumbo a Santander. Sin apenas oportunidades, en el mercado de invierno aterrizó en el Nàstic, en el que se reivindicó con cuatro goles, si bien no sirvieron para evitar el descenso de los tarraconenses a Segunda.

Con la llegada de Lotina a Riazor, vio cómo Riki, Xisco y Guardado apenas le dieron oportunidades. De hecho jugó sólo siete encuentros sumando un tanto, ante Osasuna, el último como blanquiazul. Huesca y Rayo Vellecano, donde se cruzó con Pepe Mel, fueron sus siguientes destinos antes de desvincularse de un Deportivo en el que nunca tuvo continuidad. Hoy será la gran amenaza bética; hoy, puede ser el día más deseado.

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