Real madrid - cajasol · la crónica

Sangre, falta hará (84-74)

  • El Cajasol echa mano de orgullo en los dos cuartos finales para no ser humillado por el líder, aunque con la derrota saltan las alarmas por tener el descenso, ahora sí, en el cogote.

El Cajasol está justamente donde no quería: abocado más que nunca a pelear por el descenso. Queda medio mundo, siete partidos cruciales para el devenir no ya del proyecto puntual de la presente campaña, sino seguramente para el baloncesto de élite en Sevilla. Caixabank no ha abierto la boca sobre qué pasará en el futuro, aunque no hay que ser un lince para llegar a la conclusión de que si el porvenir no era muy halagüeño con el equipo en la ACB, menos aún lo justificaría un descenso a la LEB Oro. Queda margen, por supuesto, pero las castañas del fuego las tienen que sacar los jugadores, jóvenes y veteranos, que de aquí a mediados de mayo cuentan con la responsabilidad de salvar el barco. El Fuenlabrada, con su triunfo en Bilbao, dio la puntilla a otra mala jornada para los hispalenses, que deben medirse aún a los tres últimos y al Blancos de Rueda -tres de esos duelos a domicilio- y tienen el descenso en el cogote, a una sola victoria. 

La hazaña en casa del líder, por muy apático y tristón que haya andado el Madrid en los últimos tiempos, se antojaba complicadísima, obviamente, pero había que pelearla. Sólo lo hizo el Cajasol al inicio y en los dos últimos cuartos, propulsado por Blakney. El experto base hizo un tercer parcial de ensueño, con 14 puntos. La lástima era que los suyos fueron perdiendo hasta por 24 cinco minutos antes, pasándose del 61-37 al 63-53 con todo un episodio por disputarse. 

Las ausencias de Holland y por supuesto de Williams, a quien le deben dar el alta médica para volver ante el Joventut o al menos contra el Lagun Aro, mermaron a los hispalenses. Sin duda. Aunque más bien una prolongada desconexión que por momentos disparó al Real Madrid, mayormente en el segundo periodo. El comienzo de los sevillanos fue realmente notable, manteniendo a raya a los capitalinos a base de intensidad atrás y con inteligencia en ataque. Empero, uno de los garrafales errores ocurridos ante el Barcelona, cerrar con dureza el rebote defensivo, se repitió en el céntrico pabellón madrileño. Los blancos fusilaban por fuera y, en caso de fallo, disponían dos, tres o cuatro veces de la bola. Eso hunde la moral, claro, igual que flaquea la fe cuando Mensah-Bonsu se dedica a jugarse el balón en cuanto lo palpa con las yemas de sus dedos, sea cual sea su posición, bien subiendo el balón, y perdiéndolo, bien recibiendo tapones a diestro y siniestro. Así se explica que Carroll, después de la demostración de Felipe Reyes de lo que significa la utilidad debajo del aro, colocara 10 arriba a los de Concha Espina cuando languidecía el primer cuarto. 

Recompuso filas Aíto con Blakney y Satoransky en la cancha. Ambos, los mejores en anotación y en decisión, despertaron... al rival, que gracias a Carroll dejó seca de ideas la cabeza de los hispalenses para en poco más de tres minutos, con el juego agresivo, veloz, a la carrera, lo que le gusta a Pablo Laso, el partido quedara roto en mil pedazos. Un parcial de 15-0, con regalos cajistas y puntos madridistas, situó el 39-21. El rostro de los visitantes denotaba ya la derrota... con 25 minutos por celebrarse. 

En ese panorama se mueve como pez en el agua el Madrid, que bordeó el límite de la veintena antes del intermedio: 48-30. Habría más de uno que dejaría de seguir el encuentro para ir a tomarse el vermú. Hizo mal. Y eso que Suárez reinició el choque con ímpetu y que Begic y Llull elevaron a 24 la horquilla entre unos y otros. 

Con 61-37, comenzó a fluir la sangre por las venas de los cajistas, con un cinco diferente al del arranque. Hay que otorgarle el mérito a Blakney, quien tomó la sabia decisión de jugarse casi todas las posesiones y acertó. Aíto, justo ahí, puso en el quinteto titular a Porzingis y a Asbury; ellos tres, con un Mensah-Bonsu mucho menos egoísta y Balvin, levantaron el vuelo, que no la contienda. 

Blakney enchufó su segundo triple. Rudy -¡qué raro!- se peleó con los árbitro y se ganó una técnica. El base cajista metió dos tiros libres, luego otra canasta de tres, Porzingis se lució con un mate en una contra sin el premio del adicional y de nuevo cerró el acto Blakney con cinco puntos seguidos. Total: 63-53. Y, lo mejor, el Madrid con cara de pocos amigos imaginando otro petardazo ante un rival menor. 

Los colegiados pitaron una inocente falta a Porzingis en un triple de Darden y los locales dieron primero. Pero el Cajasol ya era otro. Un palmeo de Balvin precedió a la quinta falta de Sastre y al fin Mensah-Bonsu anotó un tiro a la media vuelta y sobre la bocina. Los visitantes estaban a siete, seis poco después con un triple de Bogdanovic (70-64, minuto 36). El Madrid, más pendiente de los trencillas que del juego, controló el final con el rebote ofensivo (21 en total, más que el Cajasol en defensa, 15) y no sufrió más disgustos. 

Sufrirá de lo lindo el equipo de Aíto con lo que tiene por delante. Al menos mostró sangre en las venas, que buena falta hará.

Ficha técnica.

84 - Real Madrid (24+24+15+21): Rudy (11), Suárez (9), Mirotic (8), Llull (10) y Begic (11) -quinteto inicial-, Draper (2), Rodríguez (2), Slaughter (1), Carroll (14), Hettsheimeir (2), Darden 2) y Reyes (12).

74 - Cajasol (16+14+23+21): Tepic (6), Triguero (7), Satoransky (16), Sastre (3) y Bogdanovic (12) -quinteto inicial-, Asbury (2), Porzingis (2), Balvin (4), Blakney (17) y Mensah-Bonsu (5).

Árbitros: Daniel Hierrezuelo, Luis M. Castillo y Anna Cardús. Sin eliminados.

Incidencias: Partido correspondiente a la vigésima séptima jornada de la Liga Endesa disputado en el Palacio de Deportes de Madrid ante 5.855 espectadores.

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