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Sevilla-Denia (4-3): Sainete con final feliz

  • El Sevilla, actual campeón de la Copa del Rey, se salvó en la prolongación de caer eliminado frente al modesto Denia. Los blancos se fueron al descanso con 2-0, pero en el minuto 88 caían por 2-3 y ahí llegó la reacción definitiva.

El actual campeón, como era previsible, estará en el sorteo de los octavos de final de la Copa del Rey. Pero nadie puede imaginar el sufrimiento que tuvo que padecer el Sevilla para meter su bola en el bombo tras superar al Denia. Nada fue lógico en la noche de ayer en el Sánchez-Pizjuán, todo perteneció al mundo del esperpento, casi del sainete, y finalmente, en sólo dos minutos, Chevantón y Kanoute permitieron que todo el sevillismo, al unísono, respirara con un profundo alivio. Su equipo se había clasificado para los octavos de final y hasta se llevó una alegría impensable a estas alturas de la competición, sobre todo después de gozar de un dos a cero en el intermedio del encuentro.

Sobre todo porque un gol al cuarto de hora de Luis Fabiano parecía que había dejado finiquitada la eliminatoria y a partir de ahí todo sería pensar en la cita del domingo contra el Betis. Nada más lejos de la realidad.

Porque al Sevilla le quedaba un sufrimiento inimaginable por delante, a un Sevilla, paradójicamente, con mayoría de titulares entre los once elegidos por su entrenador para afrontar esta vuelta copera. En una mezcolanza entre ahuyentar la confianza y entre dar los minutos de juego correspondientes después de las vacaciones, Jiménez incluía en el equipo inicial a muchos de los hombres que estarán en ese encuentro frente al eterno rival, porque quién duda sobre la presencia de De Sanctis, Daniel, Dragutinovic, Jesús Navas o Luis Fabiano de no mediar ninguna lesión o problema inesperado.

Ésas fueron las bazas que incluyó el técnico arahaleño para que no se presentaran mayores problemas para los suyos en esta devolución de visita que protagonizaba el modesto Denia. Pero el fútbol no entiende de nombres y sí de hombres, de ponerle a los partidos lo que éstos demandan y la metamorfosis sufrida por los sevillistas a partir del intermedio estuvo a punto de condenarlos al fracaso más absoluto.

No fue extraño, sin embargo, que el cuadro sevillista arrancara con más intensidad incluso de la previsible. Los locales trataron de mover el balón con celeridad, aunque se toparon con un inconveniente igualmente lógico. La precisión no fue la deseable y el balón se perdía en más ocasiones de las deseables, sobre todo cuando llegaba hasta los dominios de los cuatro brasileños. Daniel, Luis Fabiano, Renato y Adriano erraron entonces algunos controles relativamente fáciles, aunque la calidad siempre acaba por imponerse y quienes gozan de ella son los encargados de resolver los encuentros para un lado o para otro.

Sucedió eso al cuarto de hora del choque. Jesús Navas protagonizó una acción brillante por la banda derecha, conectó con Daniel y éste buscó la complicidad de su compatriota Luis Fabiano. Conexión brasileña, pase al interior y el delantero se encargó del resto. Si no había mayores dudas sobre la superioridad sevillista sobre el modesto Denia, la clase de dos de los cuatro brasileños la incrementaba más si cabe. Se jugaron entonces unos minutos en los que los dos hombres de las bandas del Sevilla protagonizaron acciones muy brillantes. Y en una secuencia de cada cuarto de hora aproximadamente le tocaría al Sevilla el momento de rubricar la teórica sentencia. Una falta en el borde del área, una acción de estrategia por parte de Daniel al abrir hacia la derecha, un recorte bellísimo de Jesús Navas sobre Barón y el centro del palaciego lo metió dentro Fazio con el pecho. Gol perfecto, gol de laboratorio y quién podía imaginar cuando se llegó al intermedio lo que tenía que llegar.

Jiménez sí entendió entonces que debía darle descanso a alguna pieza clave y le tocó a Daniel para que el cortocircuito de los suyos fuera inexplicable, esperpéntico. Porque el Sevilla hasta se estaba gustando con su fútbol cuando Renato le regaló un balón a Héctor para que el Denia pusiera a los blancos al filo de la navaja. Un 2-1 y tanto tiempo por delante... Hasta que el fuego amenazó con quemar de manera definitiva al campeón en un cuarto de hora final con un guión repleto de emociones. El Denia no sólo se puso por delante en la eliminatoria con el empate, sino que pareció dejarla finiquitada con el 2-3 a través de un penalti.

El campeón estaba contra las cuerdas y ahí, justo ahí, con su hinchada preguntándose por los porqués de las cosas, reaccionó. Fue la casta de Martí al recuperar un balón perdido quien le devolvió la vida antes de que Maresca se trabajara el penalti. Los autores materiales serían Chevantón y Kanoute, pero sería injusto olvidarse de los anteriores. Conclusión final: Este Sevilla campeón jamás da su brazo a torcer, ni siquiera cuando protagoniza un verdadero sainete.

Sevilla FC, 4: De Sanctis; Daniel Alves (Maresca, 46'), Fazio, Mosquera, Dragutinovic; Jesús Navas, Renato, Martí, Adriano; Kerzhakov (Chevantón, 58') y Luis Fabiano (Kanoute, 70').

CD Denia, 3: Juanma; Aníbal, Mendoza, Kike Alcázar, Barón; Mikel, Juan Carlos, Borja (Luigi, 60'), José Jaime; Barba (Migue, 70') y Héctor Zaragoza (Gregory, 60').

Goles: 1-0 M.15: Luis Fabiano. 2-0 M.28: Fazio. 2-1 M.52: José Jaime. 2-2 M.75: Gregory. 2-3 M.81: Migue, de penalti. 3-3 M.89: Chevantón. 4-3 M.91: Kanoute, de penalti.

Árbitro: Carlos Velasco Carballo (Comité Madrileño). Expulsó al entrenador del Denia, Nino Lema, a los 84 minutos por protestar. Además, amonestó a los locales Daniel Alves (m.26) y Kanoute (m.86) y a los visitantes José Jaime (m.27) y Mendoza (m.39).

Incidencias: Partido de vuelta de dieciseisavos de final de la Copa del Rey disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán, ante unos quince mil espectadores. Terreno de juego en buenas condiciones.

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