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Toda una Feria para la guasa

  • El derbi, por ambiente, ida y vuelta del marcador y reparto de polémicas, promete calientes debates en el real

Felicidad bética, a medias, y cabreo sevillista, sin que llegue la sangre al río. El derbi de preferia, en su estreno de viernes, respondió a todas las expectivas, las buenas, sobre todo, pero también las malas por un arbitraje que no dejó contento a nadie. La sonrisa final fue verdiblanca, aunque los blanquirrojos, en la guasa que se anuncia desde el Lunes del alumbrao, podrán recordar que el ganador final de este curso es el Sevilla por el 5-1 de la ida, a lo que replicarán los béticos que serán ellos los que vayan a Europa cuando no era su objetivo y que el equipo con más presupuesto se quedará mirando la tele el curso próximo, o eso parece.

Debates hay para escribir un libro en el real de la Feria. Desde el dulce sabor a victoria que tiene la remontada del Betis hasta igualar un 0-3 que amenazaba con otra derrota dolorosa ante el eterno rival, hasta el amargo regusto a hiel que deja en el Sevilla ese postrero gol de Igiebor que frustra sus esperanzas continentales. Todo ello, por si fuera poco, estará aliñado con el mucho picante que le pusieron Del Cerro Grande y sus auxiliares con un arbitraje que no dejó contento a nadie. Los béticos reclamarán que el 0-2 logrado por Rakitic fue en fuera de juego posicional de Negredo, y los sevillistas clamarán al cielo por el penalti que el mismo linier que concedió ese gol vio en un choque entre Fazio y Jorge Molina y que metió al Betis en el encuentro. O por esa expulsión de Medel en un rifirrafe con Cañas en el que no midió con el mismo rasero el colegiado madrileño. Con una copa de manzanilla por delante, no cabe duda de que habrá que templar los ánimos para que el debate no suba de tono.

Lo que sí deja este derbi una vez más desde que cambiaron las relaciones institucionales entre Betis y Sevilla es el extraordinario ambiente vivido en la ciudad y en el estadio de Heliópolis, donde aficionados de uno y otro equipo pudieron disfrutar de los vaivenes del fútbol sin que hubiera que lamentar incidentes afortunadamente ya enterrados.

Desde mediodía, las dos directivas ya pusieron sobre el tapete las nuevas formas versallescas del derbi, con el acalde de la ciudad como testigo de privilegio. Gracias a eso, se pudieron ver a béticos junto a sevillistas en las gradas de Heliópolis, que vibró con un empate triunfal. ¡Viva el derbi y viva la Feria de Abril!

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