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1-0 a Villar, que no al Barça

  • Sin excusas El Betis culminará una nueva semana atípica recibiendo a los azulgrana en un feudo que debe ser fortín Once Casto seguirá en la portería y Damià y Juande relevarán a Fernando Vega y Arzu

Subsanada por la justicia que emana del CSD la inicua decisión de Ángel Villar contra el Betis, éste comparecerá en la atardecida de Heliópolis ante su gente. Lo hará, como por derecho le corresponde, delante de esos fieles que se abalanzaron sin miramientos sobre el ser vivo que tantos problemas le ha acarreado en los últimos días por su desmañado botellazo a Armando.

No podía ser de otra manera si imperaba el sentido común y demostrado quedó que jugando lejos de sus obedientes comités y de su ámbito de influencia, sin cartas marcadas, el presidente de la FEF no es más que este Betis que hoy pone su equipo en liza para medirse, ante los suyos y en su estadio, al Barcelona.

Empero, no debe significar el prolongado paréntesis judicial distracción alguna para lo que verdaderamente importa: ganar partidos para escapar del atolladero cuanto antes. El 1-0 en los despachos de esa guerra a la que aún le quedan varias batallas se lo ha marcado el Betis a Villar, que no al Barcelona. Y eso lo tiene que tener bien claro desde el primer aficionado que acuda hoy a Heliópolis hasta el penúltimo, que por fortuna el último, a lo sumo, tendrá que verlo en su casa o en la vecina si no casa aquello del PPV.

En el equipo, por fortuna, no existe esa disipación. Como ya ocurriera la semana pasada antes de medirse a Osasuna o en la previa ante el Real Madrid, que también se preñó de asuntos reales y no tan reales, Paco Chaparro ha sabido tener enfrenado a su equipo para que en sus ojos sólo existiesen reflejos azulgrana. Otra cosa será que, ya de noche, este Barça que no se desangra pese a los desmanes de Ronaldinho caiga derrotado como le ocurriera a navarros y madrileños.

Pero la intención del trianero que alecciona a los verdiblancos es la misma de entonces, sacar de sus hombres el frenesí necesario que suele generar un estado de impotencia motivado por una injusticia. Sabe Chaparro, además, que su postrera charla, ya en los intestinos del vestuario, debe llevar la misma carga de rabia que si se hallase en los camerinos del Calderón o de la Cartuja. Lo contrario sería confundirse, facilitar que alguno salte al césped creyendo que ya gana 1-0.

No es fiable el Betis en casa y lo demuestran resultados tan dispares como los cosechados en esta etapa ante Deportivo o Real Madrid e incluso frente al Athletic, que nadie debe olvidar que, botellazo, buen fútbol y errores arbitrales al margen, los verdiblancos perdían 1-2 cuando Armando se llevó la mano a la cara...

Y quiere ello decir que la moneda igual sale cara que cruz, aunque eso ya sea noticia porque antes de la llegada de Chaparro ya se sabía de qué lado iba a caer ésta. El Betis, hoy, compite, va a triple en la quiniela, y eso es un dato.

Tratará el trianero de buscar el primer signo con un equipo similar al que se vino con tres puntos del Reyno de Navarra, en busca de esa trabazón de resultados imprescindible para el respirar de sus hombres y de su parroquia. Con sustituir a los sancionados Fernando Vega y Arzu por Damià y Juande es suficiente, aunque hombres como Ilic y Mark González hayan regresado con mínimas secuelas de su periplo internacional. Quiere ello decir que jugará Casto y no Ricardo, quien volvió a hacer la estatua, esta vez el miércoles con Portugal -ya no le dolía el hombro-, en sendos libres directos ejecutados por el griego Karagounis.

Más problemas ha tenido Frank Rijkaard para reclutar 18 hombres, aunque para sí los querría Chaparro por la calidad de cualquiera de los peloteros que se viste de azulgrana. Llegó el Barça a Sevilla, y no adonde veladamente pretendía, sin el díscolo Ronaldinho y, principalmente sin parte de su eje por las lesiones de Márquez y Milito, que podrían obligar a Abidal a actuar como central ante la escasa prestancia de Thuram como barcelonista.

Aun así, será un Barça rápido, peligroso con el balón y al contraataque y frente al que el Betis deberá cerrar espacios como nunca sin perder la referencia de Casto. A las espaldas, en este caso, de Juande no debe caer balón alguno y Rivera deberá hostigar los pensamientos de Xavi e incluso de Iniesta antes de que le lleguen a las botas.

La grada, si se lo propone, puede marcar otro 1-0 pero de verdad con ese ánimo que nunca le falta a un Betis obligado a hacer hoy de Heliópolis un fortín. Porque el Betis vive en la Liga, pese a Villar y sus secuaces, y sólo cabe esperar del muy vasco Turienzo Álvarez la entereza mostrada por Velasco Carballo en Pamplona.

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