Baloncesto l Cajasol

Vuelve Comas, la mano dura

  • La directiva no esperó más y echó ayer a Magnano, que es sustituido por Manel Comas · El catalán, destituido por el propio Caja hace menos de un año, llega para ser el revulsivo que precisa el equipo

Los acontecimientos se han sucedido con una celeridad mayor a la esperada. El partido del próximo domingo en la cancha del Akasvayu Girona no será, como se preveía inicialmente, un ultimátum para Rubén Magnano, sino el primero de la segunda etapa de Manel Comas al frente del Cajasol. La sonrojante derrota sufrida el pasado fin de semana en Málaga convenció definitivamente a la dirección cajista de que urgía tomar medidas, y tras una primera reunión en la tarde del lunes, en la noche del martes acordó rescindir el contrato de Magnano, a quien le fue comunicada la decisión ayer por la mañana mientras el equipo entrenaba.

Poco después, el club hacía oficial la contratación de Manel Comas, quien arribó a tiempo para dirigir el entrenamiento vespertino en San Pablo. El sheriff, como algunos apodan al segundo entrenador con más partidos dirigidos en la ACB -sobrepasa los 700 encuentros, siendo sólo superado por Aíto García Reneses-, llega a Sevilla para ser el revulsivo que propicie el golpe de efecto que precisa el equipo para revertir la preocupante situación en la que se encuentra inmerso.

Vuelve Comas, y lo hace, precisamente, once meses después de que el Caja lo despidiera en la jornada 22 de la temporada pasada, medida adoptada para poner fin al desbarajuste interno que se había apoderado del club. Semanas antes, el técnico barcelonés, defraudado por la escasa implicación de la plantilla, había llegado a calificar de "gilipollas" a sus jugadores, ensañándose especialmente con el pívot Marvin Alexander, al que consideró un "NAF: negro, atlético y fraudulento". Días después, el técnico catalán se autodenominó "BAF: bigotudo, absurdo y fanfarrón", aunque ya era tarde para devolver la estabilidad a un equipo que poco antes había jugado la Copa del Rey y que, pese a todo, era noveno con un balance de 11 triunfos y otras tantas derrotas. Moncho López lo reemplazó hasta el final del ejercicio, pero el Caja no se repuso y acabó salvando sólo la temporada.

Comas, de 62 años, al que, sobre todo, avala su experiencia en la Liga, asume el difícil reto de alejar al Cajasol de los puestos de descenso, objetivo que ya consiguió hace dos campañas, en la 2005-2006, si bien es cierto que las circunstancias actuales poco tienen que ver con las de entonces. En aquella ocasión, el Caja despidió a Javier Fijo tras la séptima jornada, cuando el equipo presentaba un balance de dos victorias y cinco derrotas, y Comas dispuso de un amplio margen de tiempo para lograr la permanencia. Ahora sólo tiene 17 jornadas por delante y la obligación de sumar, al menos, ocho triunfos.

"Si no creyera que el Cajasol tiene posibilidades de salir de ahí, no habría aceptado. Voy a morir para intentar salvar este proyecto, pero hay que trabajar duro para conseguirlo. La situación es la que hay y no queda más que sacarla adelante. Creo que hay equipo y buenos jugadores, pero habrá que pelear hasta la muerte en las 17 finales que quedan", afirmó Comas, hombre de frases llamativas y al que le acompaña una fama de duro y exigente con sus pupilos, señas de identidad en las que el Caja deposita todas sus esperanzas.

Comas no quiso referirse a su vuelta al Caja tras la fuerte polémica que marcó su marcha en la pasada temporada, y que hacía casi impensable su retorno: "No hay que pensar en lo pasado. Lo pasado, pasado está. Creo que tengo una buena relación con todo el mundo en el Cajasol y, en especial, con el presidente. Agua pasada no mueve molino".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios