El Wolfsburgo vive estos días una contradicción que no es capaz de resolver, o tal vez no quiera resolver: goza del sorprendente éxito momentáneo por su 2-0 al Real Madrid y al mismo sufre una frustración que puede prolongarse una temporada entera.

La capital de España será mañana el escenario que decidirá el camino a tomar. No hay duda de lo que está en juego para el equipo alemán en el estadio Santiago Bernabéu, escenario del partido de vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones tras el 2-0 de la ida.

"El martes estaremos al 100 millones por ciento, vamos a correr por nuestras vidas", advirtió el goleador Andre Schürrle, como queriendo despejar los fantasmas de lo que les espera cuando enfrenten a un Real Madrid ansioso de revancha.

"Va a haber fuego, en el vestuario estamos así", agregó el campeón del mundo, dándose ánimo para superar la frustración que el equipo y sus seguidores están viviendo en la liga alemana.

El sábado apenas empató 1-1 ante el Mainz y la posibilidad de clasificarse directamente a un torneo europeo para la próxima temporada se aleja cada vez más. Marcha octavo de la Bundesliga a seis puntos de distancia de la Liga Europa y a diez de la Champions cuando quedan por jugarse cinco jornadas.

"Desde que le ganamos al Real Madrid 2-0, toda la ciudad habla sólo de ese partido y de la revancha. No es fácil", trató de explicar el entrenador Dieter Hecking después del empate del sábado, el sexto partido de liga consecutivo sin triunfo para el subcampeón de la temporada pasada.

Pero la magra actuación en la liga no es tema para el debate y todos hablan del gran duelo contra el poderoso Real Madrid y del hecho de haber abierto la puerta para dar un paso histórico y clasificarse para semifinales de la Champions. "Claro que lo que hicimos ante el Mainz fue muy pobre", reconoció Schürrle, pero cuando pronunció la frase siguiente, la cara se le llenó de sonrisa: "La alegría que significa poder jugarle en estas condiciones al Real Madrid aumenta de momento a momento".