Marcaje al hombre

La apuesta perdida de Chaparro

  • José Mari tuvo poca presencia en el Calderón, aunque fue clave en el primer gol

Las numerosas lesiones provocaron que Paco Chaparro se viera obligado a recomoponer su línea ofensiva, algo que cambió por completo en el Vicente Calderón. Y ahí apareció José Mari, ausente de las alineaciones desde hace semanas, ya sea por incapacidad física o por otros motivos técnicos, pero al que el trianero volvió a encomendar la labor de percutir a la defensa contraria.

Precisamente, la apuesta por el sevillano es la única que ha perdido Chaparro hasta el momento, a pesar de que tanto el trianero como su cuerpo técnico se han encargado de repetir que José Mari se entrena al máximo y no crea problemas en el vestuario. ¿Alguien los provocaría embolsándose más de un millón de euros anuales y regresando a su tierra después de años de exilio voluntario?

Chaparro, en su segundo desplazamiento como técnico del Betis en esta temporada, comentó fuera de micrófono que uno de sus objetivos, además del principal de salvar al Betis, era recuperar la mejor versión de José Mari, un jugador al que ya había adiestrado cuando éste era un adolescente. Pero no lo ha cumplido y no será por falta de oportunidades. Chaparro confió en el sevillano para el derbi,con la intención de aprovechar su condición de ex sevillista, algo que también buscó ayer en el Calderón, pero sin encontrar resultado. No es falta de actitud, pero su presencia no inquieta a la defensa contraria.

Lo único aprovechable del ayer delantero fue su acción del primer gol verdiblanco, cuando aprovechó un balón dentro del área para probar fortuna ante Leo Franco, que despejó hacia el centro, encontrándose con el tanto de Juande. A partir de ahí, nada, aunque sí evidenció su buena forma física. ¿Es eso suficiente para jugar en Primera?

Los propios aficionados colchoneros le dedicaron algún cántico y no precisamente para ensalzar su etapa en el conjunto atlético e incluso le despidieron con sorna cuando fue sustituido por Babic. Doce años de fútbol al máximo nivel no le han servido para granjearse el cariño de sus aficiones.

Chaparro se ha encargado de repetir que el sevillano aporta el máximo de sus posibilidades, pero eso parece insuficiente para competir en Primera. Ya no es falta de actitud, sino que simplemente casi nunca es capaz de ganrar una pelota dividida, incluso cuando su equipo gana a domicilio. Y eso vale una apuesta.

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